La política ya no es un título de honra, ensucia, mancha las manos. Los sondeos detectan una calle cabreada, la clase gobernante como tercer problema y un aumento vertiginoso de lo que llaman desafección a la política, es decir inquina, antipatía, falta de afecto. Los sentimientos fatalistas, se aceleran en esta política del turrón, de veguerías y chanchullos, una política protocolaria hueca que unta a los filibusteros y compra minorías.
|
etiquetas: política , desafección , corrupción