"Me encontraba en Italia cuando el Costa Concordia naufragó en la isla del Giglio. Y una mañana, comprando películas de Totó y Alberto Sordi en la Feltrinelli para regalar a los amigos, observé que el chico que atendía el punto de información estaba conectado a Internet y escuchaba el diálogo telefónico mantenido entre el capitán Francesco Schettino, que acababa de abandonar barco, pasaje y tripulantes a su suerte, y el comandante de la Guardia Costera de Livorno". Vía
twitter.com/#!/perezreverte/status/170475322154823681