Pero, ¿es tan buena noticia para la democracia la decisión griega? No. No lo es. De hecho, es todo lo contrario, es un tiro en el pie a la ciudadanía. Después de tomar decenas de decisiones impopulares y de ver cómo su popularidad cae por los suelos, el primer ministro griego huye de sus responsabilidades y delega en el pueblo la decisión más importante de todas.
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