Ayer mi pequeña sobrina me ha leído esta pequeña historieta y me ha dejado impresionado. Los humanos olvidamos muchas veces que podemos contar con nuestros semejantes. Y vosotros: ¿Habéis probado la sopa de piedra alguna vez?
#4 Es un cuento que tiene más años incluso que tu abuela, pero yo lo he conocido hasta hace poco y me pareción interesante compartirlo- Enhorabuena por ti que la sabes entonces.
Yo la leí en una biografía de Patton, este la utilizaba de ejemplo de como había que conseguir las cosas en el ejército.
Si pedías una división de tanques con refuerzo aéreo y cobertura de artillería le decían que nones, pero si lo iba pidiendo como en la historia terminaban dándoselo.
Juer, esta historieta la ví yo en un corto que echaron por la tele cuando esto de Internete aún no existía (bueno, puede que existiera, pero yo no loa conocía aún)
Al final, el monje salía de la casa agradeciendo la hospitalidad y según cerraban la puerta, tiraba el pedrolo y se marchaba riéndose
Comentarios
Jeje, muy buena, con un final de chiste, le ha faltado añadir al monje: Hasta luego pringaos!!
yo he probado la paella de piedras, que la hacen los pescadores los dias que no salen a faenar
#4 Es un cuento que tiene más años incluso que tu abuela, pero yo lo he conocido hasta hace poco y me pareción interesante compartirlo- Enhorabuena por ti que la sabes entonces.
Moraleja: los campesinos son un poco cortos
Es buena....pero es antiquisima....me la contaba mi abuela....
hombre las cosas estan mal perooooo no tanto
muy bueno !!!!
Yo la leí en una biografía de Patton, este la utilizaba de ejemplo de como había que conseguir las cosas en el ejército.
Si pedías una división de tanques con refuerzo aéreo y cobertura de artillería le decían que nones, pero si lo iba pidiendo como en la historia terminaban dándoselo.
Bueno, un poco obvia, no? esos campesinos debían ser profundamente tontos.
Juer, esta historieta la ví yo en un corto que echaron por la tele cuando esto de Internete aún no existía (bueno, puede que existiera, pero yo no loa conocía aún)
Al final, el monje salía de la casa agradeciendo la hospitalidad y según cerraban la puerta, tiraba el pedrolo y se marchaba riéndose