Había empezado a trabajar y enviaba lo que podía a su familia, a más de 5.000 kilómetros, en Guinea Conakri. Su madre y sus hermanos no tienen medios para viajar ni para repatriar el cuerpo. Y eso es ahora lo que más les duele a sus amigos: no poder cumplir ese último gesto. "Nosotros estamos aquí para que la familia de Alfa en África sepa que está muerto", dice Moussa. Sus amigos no pueden asumir el coste del entierro ni el viaje de vuelta y buscan ayuda par que su familia pueda despedirse de él.
|
etiquetas: alfa , derrumbe , repatriación , guinea