Josefa Sanesteban Aneiros, vecina del barrio ferrolano de Caranza, no es a sus casi 83 años ninguna joven molinera, pero tampoco ha necesitado a un Rumpelstiltskin para convertir la paja de nuestros días, el plástico, en algo más valioso. Josefa hace bolsos, gorras, viseras, neceseres... todo con bolsas de supermercado que ella misma recicla. Sus creaciones con plástico aprovechan hasta el límite las posibilidades que le ofrecen las bolsas.
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