Los fines de semana su vida cambiaba totalmente, disfrutaba repartiendo propaganda de su organización a la puerta de unos grandes almacenes, y frecuentemente se ofrecía como voluntario para participar en todo tipo de mítines, sobre todo en épocas electorales. Además no perdía ocasión en sus reuniones sociales y familiares para captar nuevos miembros para el partido, y había establecido importantes contactos con miembros de otros partidos europeos afines.
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Está claro
Bonita historia si no hubiera pasado de la ficción a la realidad. Pero la tozudez del día a día y la "reconquista" soñada por los jefes del PP se está llevando por delante cualquier cuento para convertirlo en historia de terror, dejando al estado desnudo y a merced de cualquier buitre o gaviota.
Está prostituído el poder ejecutivo con ministros mediocres y peores asesores, que nombrados por quien es más mediocre que ellos nunca les removerá el asiento. Está prostituído el poder legislativo gracias a unas leyes (de la famosa transición) que entregaron la democracia a los partidos políticos mayoritarios. Y está prostituído el poder judicial, lleno de nepotismo, corporativismo y politizado al máximo entre PP y PSOE.
Pero aún con ser claro todo este alarmante panorama, los magistrados del tribunal en lugar de callar y procurar pasar inadvertidos se lanzan a confeccionar panfletos y comunicados para defender lo indefendible: la legalidad de un nombramiento que prostituye la misma ley que lo protege. Y naturalmente se ponen a aclararnos que este punto o aquella coma o la frase de más allá anula o da fuerza a tal o cual precepto o ley. Manipulaciones interesadas interpretadas por los mismos actores a quienes beneficia. De pena.
Naturalmente, y si fuera yo quien lo dijera diría lo contrario y tendría la misma fuerza que lo que dicen ellos: simples interpretaciones de las leyes a su favor. Es lo que tiene hacer leyes con lagunas y puertas traseras, se puede defender con ellas cualquier tipo de intereses aunque sean contrapuestos, como en este caso.
Sin embargo, y aquí parece que cambia la cosa, el espíritu de la ley es claro y objetivo: impedir que un magistrado esté contaminado para ejercer su labor como tal y está bien claro que pertenecer a un partido político y formar parte del tribunal que ha de dirimir las disputas de partidos políticos no casa ni aunque se fumen unos cuantos canutos.
O sea que ni retorciendo la ley con manipulaciones de comas y frases se puede llegar a pensar que sea legal y ético pertenecer a un partido político, con lo que ello supone, y , al mismo tiempo, ser juez en procesos en los que está personado ese partido político.
Y ahora, Sr. Pérez Cobos y señores magistrados -mediocres todos- se la pueden seguir liando con papel de fumar. Penoso.
No sé como exlicarán que este "tipo", cuando era Magistrado en la Audiencia Nacional, interviniera contra Garzón, siendo militante del PP.
Tendrán que retorcer la Ley,una vez más, para intentar explicarlo.