Comprar y comer lo que da la comarca ya se hacía antes, solo que ahora se llama de otra manera: Slow Food. Un movimiento convertido en una asociación global que defiende la cocina de proximidad o localista. Se trata de una tendencia global al tiempo que antiglobalizadora que rescata platos e ingredientes en peligro de extinción. "Es un intento de devolver a la vida y a la comida su parte más humana", explica Rosa Tovar, vicepresidenta de la asociación Slow Food en España.
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