Podrías pensar que los aeropuertos giran fundamentalmente en torno a lo siguiente: ir de compras. Así es. No volar, eso es lo que haces después de que has pasado tu tarjeta de crédito para pagar galones de botellas de eau de parfum y licor en el puerto libre. Sin embargo, existe otra actividad —o, mejor dicho, inactividad— que es aparentemente importante en cuanto a la calificación de los aeropuertos: dormir.
¡Siempre que llego a un aeropuerto es en lo primero que me fijo! Que los asientos no tengan reposabrazos (si tienen sofás ya es un lujo), la iluminación, la megafonía, temperatura...
Una pena que sólo conozca uno de la lista
Comentarios
Y los peores. Al final la lista se invierte. En uno de los peores cuentan cómo tuvo que pasar la noche fuera y moverse para no enfriarse
En el de Castellón se duerme de lujo. Nada de ruidos molestos.
¡Siempre que llego a un aeropuerto es en lo primero que me fijo! Que los asientos no tengan reposabrazos (si tienen sofás ya es un lujo), la iluminación, la megafonía, temperatura...
Una pena que sólo conozca uno de la lista