Una joven francesa a la que Dios premió con una interesante delantera ha salido a la calle con una cámara oculta entre sus pechos para ver en qué parte de su cuerpo se fijan primero los hombres. Aunque como experimento resulte tan evidente como probar que un "si echas un huevo en aceite hirviendo se fríe", hay que reconocer que como idea para mostrar el grado de ensimismamiento de un varón ante una estupenda pareja de senos está muy logrado. Y, qué diablos, es muy divertido.
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