Nunca más ¿para todos?

El Museo del Holocausto de Los Ángeles (HMLA), el más antiguo de Estados Unidos y fundado por supervivientes, se ha visto envuelto hoy en una polémica. Publicó en sus redes sociales una imagen con un mensaje sencillo: «Nunca más no puede significar nunca más solo para los judíos». Un recordatorio urgente de que la lección central del Holocausto —la imperiosa necesidad de proteger los derechos humanos de todos los pueblos— no puede secuestrarse para justificar la opresión de otros.

La publicación, lejos de ser polémica, era un llamado a la coherencia moral: si el “Nunca más” nació como un juramento tras el genocidio judío, su verdadero significado sólo perdura si se extiende a todas las víctimas de crímenes contra la humanidad. Incluidas, por supuesto, las palestinas que hoy sufren ocupación, apartheid y bombardeos indiscriminados por parte del Estado de Israel.

Tras una evidente presión proisraelí, el Museo no sólo se ha apresurado a retirar la publicación, sino que ha emitido una disculpa oficial. La rápida retirada del mensaje no es un acto de neutralidad, sino de claudicación. Es una muestra más de la enorme presión que ejerce el lobby proisraelí en instituciones culturales, académicas y de derechos humanos para silenciar cualquier discurso que cuestione la impunidad de Israel o que equipare el valor de las vidas palestinas con las judías. Bajo la acusación falsa de “antisemitismo”, se busca censurar cualquier defensa de derechos humanos que incluya a Palestina.

Esta no es la primera vez que ocurre. La instrumentalización del Holocausto para blindar al sionismo de cualquier crítica es una estrategia conocida. Se vacía de significado la memoria histórica para convertirla en un arma de propaganda. El verdadero homenaje a las víctimas del nazismo sería oponerse con determinación a todas las formas de racismo y colonialismo, incluido el que Palestina vive desde hace décadas.

La Hipocresía del "Nunca Más" Selectivo: La verdadera hipocresía, que este incidente deja al descubierto, es la de aquellos que instrumentalizan el Holocausto para blindar a Israel de cualquier crítica mientras ignora el sufrimiento palestino. Se invoca el "Nunca Más" para conmemorar el pasado judío mientras se silencia su aplicación en el presente palestino. Denunciar el antisemitismo es una obligación moral absoluta, pero usar esa lucha para oscurecer la realidad del apartheid, la ocupación militar, el desplazamiento forzado y las muertes de civiles en Gaza y Cisjordania es una traición a la memoria de las víctimas del Holocausto.

El mensaje retirado del HMLA era precisamente el que más se necesita hoy: un llamado a la consistencia moral. Decir "Nunca Más para todos" no es antisemita; es humanitario. Es recordar que el dolor de un pueblo no puede ser utilizado como licencia para infligir dolor a otro.

La triste lección de este episodio es que incluso instituciones dedicadas a la memoria de una de las mayores atrocidades de la historia no son inmunes a las presiones políticas que buscan vaciar de significado sus propias enseñanzas. La disculpa del museo, aunque busca apaciguar, en realidad evidencia el clima de miedo y censura que impera. El verdadero homenaje a las víctimas del Holocausto sería tener el valor de defender la verdad y la justicia para todos, sin exclusiones ni dobles raseros, incluso—y especialmente—cuando es incómodo.