Hace poco me paseé por un escenario segoviano con unos zapatos de Prada agradeciendo ser finalista al premio de periodismo Cirilo Rodríguez. Me los regalaron durante la caída de Trípoli y corrió el rumor de que eran de la mismísima Aisha Gadafi. Era lo único que llevaba puesto. Verán, como periodistas o gráficos freelance, vamos en cueros. Ya sea con pantalón o falda, ropa de marca o de mercadillo, estamos al descubierto y expuestos al maltrato laboral sin defensa legal.
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