Un policía local de Ourense dedica sus ratos libres a controlar los documentos que circulan por Internet. Entre otras cosas, fue él quien detectó la filtración a la Red, a través de Emule, de los datos personales de 4.000 mujeres que habían abortado en una clínica de Bilbao en abril de 2008. El caso de las adopciones también lo encontró él. Por las mañanas tramita multas de tráfico, y por las tardes se sienta en el ordenador de su casa. Y busca. Comunica sus hallazgos a las autoridades, con las que colabora desde hace años.
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