María del Carmen Camacho tiene diez años trabajando para un McDonalds en el centro de Chicago y aunque en ese tiempo le han duplicado lo que gana por hora, al final de un buen mes dice que no logra hacer más de US$1.000, muy por debajo del nivel oficial de pobreza. Es un caso más de millones de trabajadores pobres en EE.UU. A los bajos salarios se les unen los horarios flexibles, que no garantizan a los empleados horas mínimas ni fijas de trabajo y por tanto tampoco ingresos mínimos.
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