De pronto, el bobo de guardia sube al púlpito y ordena, entusiasmado, leer a tal autor, escuchar a determinado músico o visitar la exposición de aquel pintor -a quienes no había mencionado antes en su zorra vida-, con una falta de prudencia y una pedantería tales que resulta evidente que acaba de toparse con ellos y no está dispuesto a admitirlo. De esos pavos tenemos en España, como en todas partes, copiosa tropa: tertulianos, críticos literarios o cinematográficos, escritores y demás.
Comentarios
Que capullo, critica una actitud y luego él mismo hace lo propio.
Me parece una hermosa autocrítica.
Joder. Mira que habitualmente me gustan sus artículos, pero este es un Yo ya lo conocía desde hace 20 años bastante patético.
Lástima.
Mira que soy fan de P.R., pero este artículo me parece un poco ladrillo...