La sociedad salvadoreña ha recibido con indisimulada satisfacción la noticia de que una veintena de jóvenes murieron calcinados en un penal. “Echen más gasolina”, dice uno. “A esto se le llama regalo prenavideño”, agrega otro. “¡Qué lástima! ¡Qué lástima que solo sean 16 los muertos”, dice uno más. “Qué alegría levantarse y ver estas noticias”, externa una mujer. “La verdad es que me alegra en lo más profundo de mi ser esta noticia”, señala uno más. Y así.
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