Isabel Cabañal, de Valladolid, lleva una pulsera rojigualda desde el día en el que Carles Puigdemont hizo su declaración unilateral de independencia en octubre de 2017. Asegura que el «dispositivo», como lo llama ella, ha funcionado perfectamente hasta hace unos días. «De visita en Barcelona, se me acercó un hombre y me habló en catalán. La pulsera no hizo nada para evitarlo, él decía ‘escolti, no sé qué’ y yo le enseñaba la pulsera y no se iba ni se callaba», denuncia.
|
etiquetas: denuncia , pulseras , españa , fallos , hombres , catalán