La moda de tirar balones al terreno de juego cuando tu equipo va ganando se instaura poco a poco en el fútbol español. El revuelo se inició hace unas semanas en la Romareda y fue criticado abiertamente tanto por la parte damnificada, el Getafe, como por el propio Zaragoza. Hoy en el Sánchez Pizjuán se volvió a repetir la historia. El Sevilla iba ganando al Villarreal y durante el tramo final se vio como los recogepelotas del equipo andaluz lanzaban balones al terreno de juego para perder tiempo.
Comentarios
2 partidos el campo cerrado más una multa y se acaba la tontería.
Hasta que doblen a algún club con una (merecida) sanción de la hostia. Están tardando.
y lo que tampoco se comenta que lleva mucho tiempo haciéndose, es que cuando un equipo ganando, los recogepelotas desaparecen, debería ser como en la Champions.
#7 no hombre no seas tan rebuscado, mi familia es toda del madrid, otra parte del atleti y yo del betis
y en cuanto a lo de los capullos son los que me refiero que deberían estar en su medio natural y no en el campo
Ya todo vale... Efecto Maurrullerismo en el fútbol español...
lol que bueno todos los que me han votado negativo mi comentario visceral tienen como mínimo -6 de karma, deben ser de los del espacio natural también
amos con lo "gitanos" (en símil de marrullero) que son los sevillistas me parecía extraño que tardarán 3 jornadas en reproducirlo, todavía sale el impresentable de su presidente diciendo que iba a castigar a los responsables como si la cosa no hubiese sido orquestada desde dentro
#3 Por muy mal que te caiga un equipo no tienes derecho a insultarlo. Qué después nos ponemos las manos en la cabeza contra los insultos racistas.
Un poquito de respeto, leches.
#5 Lo siento tienes razón, pero cuando eres bético eres "racista de sevillistas" y no por gusto si no porque sale, es una cosa intrínseca al alma bética.
#6 Pues enhorabuena, debes ser de los pocos (poquísimos) que tiene una familia y amigos en la que todos son béticos (o todos sevillistas). El resto estamos "mezclados" y no nos sacamos los ojos unos a otros, por mucho que la prensa se cebe con cuatro capullos con muletas y bengalas.