Todo está calibrado con un sentido de la artesanía en desuso y una poética de la experiencia cinematográfica que parecía escindida y eso, justo es lo mejor de este filme que nunca pretende ser revolucionario ni argumental ni conceptualmente.La premisa de J. J. Abrams y Steven Spielberg como supremo supervisor es clara, no hay peor terror que el que provoca el dolor ni mayor esperanza que su aceptación.
|
etiquetas: super 8 , steven spielberg , j.j. abrahams , e.t