Hace 14 años | Por juvenal a periodistadigital.com
Publicado hace 14 años por juvenal a periodistadigital.com

Sorprendente y gravísima denuncia la que realiza el teólogo vasco Joxé Arregui. El religioso franciscano de Guipuzcoa asegura que, al ser nomnrado obispo de Palencia, José Ignacio Munilla se dejó olvidada en el ordenador de la parroquia de Zumárraga, que había regentado hasta entonces, una carpeta. Se llamaba "Mafia" y contenía "conspiraciones" y "maniobras eclesiales turbias", asi como "fichas" de sus compañeros de presbiterio.

Comentarios

D

En realidad me gusta mas el titular de Publico: http://www.publico.es/espana/278974/munilla/escondia/ordenador/lista/negra/curas/vascos

Munilla escondía en su ordenador una lista negra de curas vascos

juvenal

El original en catalán. Hay un vídeo, pero con sonido tan bajo que apenas se escucha: http://www.catalunyareligio.cat/?q=articles/1620

Fingolfin

Algo ocurrido hace 3 años, pero que curiosamente no se llevó a los tribunales eclesiásticos (tal y como sería lo lógico), y en vez de llevarlo hoy se saca a la luz pública en una radio. Sin haber revisado los reglamentos internos de la Iglesia, me juego el cuello a que ha cometido alguna falta por no haber consultado esta acción previamente con las jerarquías superiores. Y varios pecados (orgullo, para empezar)

En cuanto a la mafia, por supuesto que existe. Es la Iglesia, una organización basada en la sumisión de las partes bajas de la jerarquía. Como en toda organización jerárquica, existen diferentes familias internas, con sus alianzas de poder y sus redes de cargos afines creadas para asegurarse el puesto y tratar de aplastar al contrincante, no hay más que ver cuando se vota a un papa, que hasta en la televisión se hacen listas de cardenales con más influencia y se analizan las posibilidades de que salga un papa de tal o cual continente. Puro politiqueo disfrazado de "Mano de Dios".

Que un teólogo venga quejándose de algo que él mismo conoce de sobra es hipócrita: lo que realmente le fastidia a este señor es que han perdido los de su bando y no le van a caer migas de la mesa, ni tan siquiera se van a dignar a citar su obra en las homilías ni en los varios documentos pastorales. ¡Oh, que humillación, que duro oficio el del teólogo!