Fue uno de los pocos gobernantes africanos que realmente intentó democratizar y desarrollar su país. Erradicó la corrupción y al llegar a la Presidencia de Burkina, vendió los suntuosos coches del Gobierno para circular con utilitarios más baratos. Se deshizo del avión presidencial y, para acudir a reuniones en el extranjero y a cumbres internacionales, aprovechaba los aviones de otros mandatarios que hacían escala en la capital del país. Ayudó a la mujer, sembró los campos... y evidentemente murió asesinado. Mas en
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