Un depredador no necesita tener la mayor velocidad ni los mejores reflejos para atrapar a un pájaro. Así lo ha demostrado un estudio, publicado en la revista Current Biology, tras obtener la primera prueba documentada de una tortuga gigante de Aldabra (Aldabrachelys gigantea) entrando a matar. El reptil muerde la cabeza de un polluelo de tiñosa picofina (Anous tenuirostris), lo mata y se lo come. Es la primera vez que se capta este comportamiento con una cámara, y es probable que no sea el único caso de quelonios que acechan y depredan pájaros
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