Ayer se realizó un homenaje que tendría que haberse celebrado hace muchos años. Hace 33 años un grupo de pistoleros de extrema derecha entraron en un despacho de abogados laboralistas situado en la Calle Atocha, con la intención de acabar con la vida de aquellos que estaban entrometidos en la lucha contra la mafia franquista del transporte...
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Otro ejemplo de que las víctimas solo merecen homenaje dependiendo de quien las mate... Que triste.