Los curas de Estepona se toparon con un atípico vendedor a domicilio de artículos eclesiásticos. El supuesto comerciante se presentó en sus respectivas parroquias ofreciéndoles un cáliz que, según decía, había pertenecido a su familia y ahora estaba en venta.
Comentarios
Buen modelo de negocio
Desde luego... si es que ya no hay ladrones como antes.
Parece una novela del XIX.