Miles de años antes de que se inventara el Gore-Tex en la década de 1970, las comunidades indígenas de Groenlandia, Alaska, Siberia y Canadá fabricaban ropa impermeable y transpirable utilizando los intestinos de focas, ballenas, morsas e incluso osos. Los intestinos eran perfectos para esto debido a sus propiedades naturales. Un lado del intestino podía bloquear la lluvia, mientras que el otro permitía que escapara el sudor, gracias a unos poros diminutos, lo suficientemente grandes como para que pasara el sudor.