Polanyi explica el surgimiento del fascismo como una reacción a los efectos desestabilizadores del liberalismo económico de principios del siglo XX. Frente a la inseguridad social, la desintegración de las comunidades y el caos económico, los movimientos fascistas ofrecieron un tipo de control social radical, basado en la intervención estatal autoritaria. Sin embargo, este control no tenía como objetivo eliminar el sistema capitalista, sino reorganizarlo para garantizar su funcionamiento, ésta vez, bajo un régimen autoritario.