Vaya por delante mi absoluto respeto al derecho fundamental a la libertad religiosa. Defiendo la libertad de cualquier cofradía a invadir con sus imágenes las calles durante la semana santa, exactamente igual que el derecho de los animalistas a organizar una manifestación por la abolición de la tauromaquia y el de un sindicato a marchar para exigir la subida del salario mínimo. Todo lo anterior son (o en abstracto se supone que son) expresiones de los principios y convicciones más sagradas de los ciudadanos (ideología, credo...), que tienen derecho a usar la calle para exteriorizarlas.
Pero siempre hay discusiones sobre si es lícita la paralización de las ciudades durante 10 días por kilométricas procesiones cuya duración no es en absoluto escasa. Estas discusiones, en el fondo, tienen un trasfondo ideológico-religioso, pues una gran parte de quienes las critican o cuestionan lo hacen porque consideran que las creencias deben quedarse en la casa de cada cual en lugar de invadir el espacio público. Desde mi punto de vista, incurren en un doble error. Primero porque la gente tiene derecho a exteriorizar sus ideas o creencias mientras no fuerce a los demás a compartirlas. Y segundo porque las procesiones de hoy son más folclóricas que religiosas. Y digo más por no decir mucho más.
En Murcia toda la gente mayor dice que hoy hay el triple de procesiones que con Franco. Y efectivamente han surgido un sinfín de nuevas cofradías que aprovechan cada hueco espacio-temporal para desfilar. Murcia es invadida por decenas de procesiones que durante la etapa en que el Estado era confesional no existían. Y nuestra sociedad, paradójicamente, cada vez es menos religiosa. Sólo el 14.4% de los españoles son católicos practicantes www.aciprensa.com/noticias/datos-revelan-descenso-de-numero-de-catolic
¿Pero es realmente una paradoja? En absoluto. A la gente le gusta cada vez más lucir sus galas y sacar la barriga. Le gusta el postureo, las comidas y cenas convocadas con cualquier excusa, desfilar ante miles de personas marcando palmito...la gente es cada vez más vacía y superficial, y se muere por encontrar eventos que le sirvan de excusa para alternar, pegarse atracones y atraer las miradas del prójimo. Por eso proliferan las procesiones cada vez con más asiduidad. Siguen quedando los penitentes sinceros que las conciben como una expresión de su fe...pero me temo que son minoría. Esta afirmación es plenamente lógica si interconectamos la multiplicación de las cofradías respecto de los tiempos nacionalcatólicos de Franco y el brutal descenso de creyentes desde entonces (entre otros motivos porque ya no se lava el cerebro a la gente en la escuela para que sea católica ni se persigue y censura a quien critica a la Iglesia).
Me atrevo a afirmar con conocimiento de causa que el grueso de los sacapanzas que desfilan en las procesiones murcianas, saldrán también en el desfile del entierro de la sardina y en el del bando de la huerta. Y lo afirmo con conocimiento de causa. Alguien me preguntará por qué, si no procesionan por motivos religiosos, eligen cofradías católicas en lugar de montar una pastafari que lleve tronos con enormes mejunjes de espagueti. Muy sencillo: una procesión pastafari no tendría el pedigrí de una muy ilustre y santa cofradía. Pero os garantizo que si viviesen en una ciudad donde la idiosincrasia llevase a la gente a concentrarse ante tronos pastafaris para aplaudir a su paso, se matarían por portar esos tronos. En el fondo, medrar y codearse con "gente respetable" es uno de los principales atractivos que ha llevado a mucha gente a frecuentar "venerables círculos católicos".
Así que, amigos laicistas, no os indignéis cuando veáis una procesión. Si no os gustan, preocupaos de montar desfiles alternativos y de lograr su aceptación social. Os garantizo que si lo conseguís, el grueso de los actuales penitentes (no todos, porque sigue habiendo quien va a estas cosas por auténtica fe) se cambiarán de bando, aunque ello les suponga dejar de portar a su venerado Cristo o a su sagrada Virgen.
Siempre digo que me gusta la gente orgullosa en el buen sentido de la palabra. Es decir, gente que ni humilla ni se deja humillar, pase lo que pase. Gente que considera sagrada su dignidad y la de su prójimo, que en el fondo son la misma.
La antítesis de este modelo de comportamiento es el maltratador lamebotas, que se deja pisotear y pisotea con intensidad superlativa en ambos casos. Dentro del mundo del bullying, son los peores. Mucho más sádicos y malignos que el gamberro de instituto proveniente de una familia desestructurada o simplemente bestiajo, que da collejas porque su padre se las da desde siempre y cree que es lo normal. El maltratador lamebotas pisotea para quitarse el asqueroso regusto del zapato de su jefe, a quien se somete incondicionalmente para medrar. Sabe que es un felpudo porque lo ha elegido libre y voluntariamente y, para intentar olvidarlo, pretende convertir en felpudo suyo a quienes son más débiles que él. Para eso y para sentir la ensoñación de que ya es su jefe porque tiene gente a la que maltratar. Para eso y, muchas veces también, para satisfacer ciertas enfermedades psiquiátricas que te hacen disfrutar sometiendo y causando dolor a otro.
Cuando Jose Ángel Antelo, el líder de Vox en Murcia, instigaba la caza del inmigrante en Torre Pacheco www.lasexta.com/noticias/nacional/fiscalia-superior-murcia-investigara , no hacía nada distinto de su comportamiento habitual. Años atrás, fue expulsado de la selección española de baloncesto por una falta disciplinaria MUY GRAVE, consistente en insultar, humillar y someter a bromas escatológicas a las nuevas incorporaciones www.diario-red.com/articulo/deporte/ultraderechista-antelo-vox-que-pid La misma dinámica: ensañarte con el débil, perseguirle, denigrarle, vejarle y destrozarle, mientras eres el perro faldero de Abascal (por eso llegaste a liderar Vox en Murcia pese a tener menos luces que una barca de contrabando) y de los negreros murcianos que controlan los campos donde esos inmigrantes echan 60 horas semanales por 1000 euros, o de los grandes prebostes regionales (dueño de El Pozo, directiva de la UCAM...). Igual que peloteabas obscena e indignamente a los responsables y directivos de la selección de baloncesto mientras, para quitarte de la boca el regusto a sus heces, machacabas a tus compañeros más indefensos. Es la filosofía de Vox. Por eso estás allí. Por eso no podemos permitir que gobernéis.
(Por cierto, le ha tenido que costar mucho contenerse cuando, esta mañana, la diputada María Marín le ponía en el escaño un cucurucho del Ku Klux Klan x.com/EgioVictor/status/1947973570006810690 Contenerse para no ponérselo, entre otras cosas).
Concluyo con una petición a los dueños de menéame. Seguramente Antelo os amenazará para borrar este artículo. Tiene pinta de que ya lo hizo con La Vanguardia, primer medio que informó de sus andanzas en la selección. Y han claudicado. x.com/gaboloaizaperez/status/1945781598089093333 Pero los datos son rigurosamente ciertos. No le encubráis.
Marcas comerciales que se anuncian hoy 14 de novimbre durante la emisión del programa conspiranoico "Horizonte", de Iker Jimenez;
Esperemos que respondan como el Banco ING Direct que ha retirado su publicidad de programas que difunden bulos.
Se hablaba hoy mismo de este tema y lo cierto es que me ha hecho reflexionar, así que comparto mis conclusiones.
La cuestión es que si se regalan dos mil euros a cada español, eso costaría unos noventa mil millones de euros, y supondría una inyección directa en las economías familiares. Bien.
Luego, si la idea se pone bajo la lupa, nos encontramos con algunas variables un poco más inquietantes, que a buen seguro generarían polémica: que reciban la misma cantidad los que no tienen para comer y los que tienen cien millones de euros en el banco, pero eso no acabaría de ser un perjuicio y se haría para reducir la burocracia. Una donación universal e incondicional. Vale.
Sería aún más divertido escuchar la opinión de la gente sobre la diferencia que hay entre el que vive sólo y las familias de nueve personas, pero oye... Así es la vida.
Las tres preguntas principales, para mí, serían: origen del dinero, efectos inflacionarios e implicaciones ideológicas
-Origen del dinero: como no hay que recaudarlo vía impuestos, el BCE lo podría poner de su balance, diluyendo el valor de la moneda, pero seguramente en una magnitud modesta. Yo creo que no pasaría del 1%, haciendo un par de cuentas a ojo. El efecto dilutivo sería modesto, sin duda.
-El efecto inflacionario dependería, sin duda, de si la gente puede gastar ese dinero en lo que quiera o si hay algún tipo de límite. Si no hay límite, porque es dinero corriente, seguramente Amazon se pondría las botas , por ejemplo, y estaríamos dando una subvención directa, a lo bestia, las grandes corporaciones, sobre todo a las norteamericanas. Mi peor sospecha, además de lo que acabo de explicar, es que generaría una inflación importante sobre los bienes de primera necesidad y una muy pequeña o despreciable sobre el resto. NO subirían los coches, ni los alquileres, pero sí el pan, el café y la carne de pollo. Sería muy curioso ver cómo los ofertantes de bienes y servicios se pelean por captar ese dinero.
-La implicación ideológica, esa sí, es preocupante: si en vez de darle el dinero a los Gobiernos, para que generen infraestructuras o presten servicios, el BCE decide darle el dinero a la gente, se reconoce implícitamente, sin medias tintas, que quien mejor sabe en qué gastar su dinero es la gente, y que la intervención del Estado reduce al eficiencia en el empleo de los recursos. Decir que el dinero mejor empleado es el que está en manos de la gente y no del Estado, es como decir que hay que bajar los impuestos.
Y una vez tirada esa piedra, a ver quién la levanta.
La doctrina Biden es un cínico esfuerzo por sacar provecho de la sangre de otra nación
Peter Van Buren The American Conservative, 12 de junio de 2023
Joe Biden creó para Estados Unidos una guerra como ninguna otra, en la que otros mueren y Estados Unidos simplemente se sienta y paga las facturas a una escala gigantesca. Los estadounidenses no hacen ningún intento de diplomacia, y los esfuerzos diplomáticos de otros, como los chinos, son desestimados como malvados intentos de ganar influencia en la zona (similar a la desestimación de la labor diplomática china en la guerra de Yemen). Biden se está acercando a alcanzar el estado final de 1984 de ‘guerra perpetua’, mientras que sólo pone en peligro un puñado de vidas estadounidenses. Ha aprendido las lecciones de la Guerra Fría y las ha puesto en práctica. ¿Podemos llamarla ya la Doctrina Biden?
La estrategia de Biden está bastante clara ahora, después de más de un año de conflicto; lo que ha estado enviando a Ucrania pasó de cascos y uniformes a F-16 en sólo quince meses y no muestra signos de detenerse. El problema es que las armas estadounidenses nunca son suficientes para la victoria y siempre son «lo justo» para permitir que la batalla continúe hasta el siguiente asalto. Si los ucranianos creen que están jugando con Estados Unidos por las armas, será mejor que comprueben quién está pagando realmente todo con sangre.
Putin está jugando este mismo juego en cierto modo, con cuidado de no introducir nada demasiado poderoso, como bombarderos estratégicos, y alterar el equilibrio y ofrecer a Biden la oportunidad de intervenir en la guerra directamente: Uno puede oír al viejo Joe Biden en la televisión ahora, explicando que los ataques aéreos estadounidenses son necesarios para prevenir un genocidio, la excusa a la que recurre y que aprendió en las rodillas de Obama. Ucrania se dará cuenta de que, incluso con la promesa de los F-16, no puede adquirir aviones ni formar pilotos con la suficiente rapidez (el tiempo mínimo de formación es de 18-24 meses), y lo siguiente será suplicar a Estados Unidos que le sirva de fuerza aérea. Eso es lo que presagia la actual escalada: poder aéreo.
Tal como están las cosas, es probable que los aviones tengan su base en Polonia y Rumanía, lo que sugiere que la OTAN se hará cargo de las tareas altamente cualificadas (y de los costes) de su mantenimiento y reparación. Lo que no está claro es el papel de la OTAN en el reabastecimiento aéreo necesario para mantener los aviones sobre el campo de batalla. Dejando a un lado los F-16, una ventaja derivada de todos estos regalos armamentísticos es que la inmensa mayoría de las transferencias realizadas hasta la fecha han sido «retiradas presidenciales». Esto significa que Estados Unidos envía armas usadas o antiguas a Ucrania, tras lo cual el Pentágono puede utilizar los fondos autorizados por el Congreso para reponer sus existencias comprando nuevas armas. No se puede pasar por alto la ironía de que las máquinas de guerra que una vez estuvieron en Irak bajo el mandato del presidente Obama ahora se reciclan sobre el terreno en Ucrania bajo el mandato de su ex vicepresidente.
La estrategia de Estados Unidos parece basarse en crear una especie de empate espantoso, dos bandos alineados a lo largo de un campo disparándose mutuamente hasta que uno de los bandos se da por vencido, por hoy. La misma estrategia estaba en juego en 1865 y 1914, pero el nuevo factor es que hoy esos ejércitos se enfrentan a través de esos campos con artillería HIMARS del siglo XXI, ametralladoras y otras herramientas de matar mucho más eficaces que un mosquete o incluso una ametralladora Gatling. Es insostenible, literalmente devora hombres, aunque no estadounidenses. A la pregunta de cuántos ucranianos más tienen que morir, Biden responde en privado que «potencialmente todos». Cualquier otra cosa requiere creer cínicamente que Biden piensa que simplemente puede comprar la victoria.
Hasta ahora todo esto ha sido el libro de jugadas de la Guerra Fría. Luchar hasta el último afgano fue una estrategia perfeccionada en el Afganistán soviético de la década de 1980. Lo que es diferente ahora es la escala: desde que Rusia invadió Ucrania, Estados Unidos ha enviado ayuda militar por valor de más de 40.000 millones de dólares para apoyar el esfuerzo bélico de Kiev, la mayor transferencia de armas de la historia de Estados Unidos y que no tiene visos de detenerse. Un solo F-16 cuesta hasta 350 millones de dólares si se compra con armamento, equipo de mantenimiento y kits de piezas de repuesto.
Sin embargo, a pesar de las similitudes con la Estrategia 101 de la Guerra Fría, en los años transcurridos se han aprendido algunas lecciones. Uno de los fracasos de Estados Unidos durante la Guerra Fría y la Guerra contra el Terror fue el uso de gobiernos títeres impuestos o mantenidos con vida gracias al dinero y la fuerza norteamericanos. Dado que estos gobiernos carecían del apoyo de la población (véase Vietnam, Irak y Afganistán), no tuvieron éxito y duraron lo que una mosca de la fruta. Ucrania es diferente; el gobierno títere es el gobierno, en deuda con Estados Unidos por su propia supervivencia, pero más o menos apoyado directamente por el pueblo, por ahora.
La otra lección aprendida tiene que ver con la construcción de la nación, o reconstrucción, como quiera que se llamen los enormes gastos de posguerra en este conflicto. Se acabaron los esfuerzos gubernamentales directos como en Vietnam, Irak y Afganistán. Esta vez será todo iniciativa privada. «Es obvio que las empresas estadounidenses pueden convertirse en la locomotora que impulse de nuevo el crecimiento económico mundial», dijo el Presidente Zelensky, jactándose de BlackRock, JP Morgan y Goldman Sachs. Otras —dijo— «ya se han convertido en parte de la vía ucraniana».
La Cámara de Comercio ucraniana llamó al país «la mayor obra de construcción del mundo». El New York Times se hizo eco de una predicción que afirmaba que los esfuerzos de reconstrucción costarán 750.000 millones de dólares. La reconstrucción de Ucrania será, según el Times, una «fiebre del oro….». Rusia está intensificando su ofensiva de cara al segundo año de la guerra, pero ya es evidente la asombrosa tarea de reconstrucción. Cientos de miles de hogares, escuelas, hospitales y fábricas han quedado destruidos, junto con instalaciones energéticas esenciales y kilómetros de carreteras, vías férreas y puertos marítimos. La profunda tragedia humana es inevitablemente también una enorme oportunidad económica». A principios de este año, JP Morgan y Zelensky firmaron un memorando de entendimiento en el que se estipulaba que Morgan ayudaría a Ucrania en su reconstrucción.
Y puede que esas grandes empresas estadounidenses hayan aprendido las lecciones de Irak y Afganistán. De los miles de millones gastados, mucho dinero se malgastó en callejones sin salida y mucho se desvió debido a la corrupción. Pero éxito o fracaso, los contratistas siempre cobraron en nuestras Guerras del Terror. Teniendo esto en cuenta, más de 300 empresas de 22 países se inscribieron en una exposición y conferencia sobre la reconstrucción de Ucrania en Varsovia. En el Foro Económico Mundial de Suiza, en la conferencia Ukraine House Davos el público abarrotaba la sala para debatir las oportunidades de inversión.
La eventual fiebre del oro en la reconstrucción constituye un interesante añadido a la estrategia de Biden de luchar hasta el último ucraniano. Cuanto más se destruye, más hay que reconstruir, lo que ofrece más dinero a las empresas estadounidenses lo bastante listas como para esperar junto al abrevadero a que amaine la matanza. Pero, ¿por qué esperar? Los drones operados por empresas danesas ya han cartografiado todas las estructuras bombardeadas en la región de Nicolaev, con vistas a utilizar los datos para ayudar a decidir qué contratos de reconstrucción deben otorgarse.
Pongámosle un poco de carmín a esta estrategia y llamémosla Doctrina Biden. La primera parte consiste en limitar la participación directa de Estados Unidos en los combates y avivar el fuego para otros. La Parte II consiste en proporcionar cantidades masivas de armas para permitir una lucha hasta el último soldado local. La tercera parte consiste en transformar el gobierno local en una marioneta en lugar de crear uno impopular de nuevo. La cuarta parte consiste en convertir el proceso de reconstrucción en un centro de beneficios para las empresas estadounidenses. Cuánto dure la guerra y cuántos mueran no forman parte de la estrategia.
La salida de Ucrania, un resultado diplomático que restablezca el mapa a los niveles anteriores a la invasión de 2022, está suficientemente clara para Washington. La administración Biden parece contentarse descaradamente con no pedir esfuerzos diplomáticos, sino desangrar a los rusos como si esto fuera Afganistán 1980, aunque en el corazón de Europa.
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Peter Van Buren (N.Y. 1960) sirvió durante 24 años en el Departamento de Estado de EEUU.
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Fuente: www.theamericanconservative.com/a-war-like-no-other/
Como en otros casos, al estar el original en inglés, me ha parecido preferible poner en el apartado de artículos una traducción al español que he encontrado en los comentarios de una página abiertamente prorrusa.
Adoctrinar es aislar una mente imponiéndole un discurso ideológico sin dejarle espacio para que pueda contrastarlo con otros. Es un mal muy común: aparte de los colegios del Opus (que son su máximo exponente) hay muchos otros centros de enseñanza donde se plantea a los alumnos como verdad absoluta un determinado punto de vista, sin permitirles compararlo con los demás.
Los mismos que acusan al Gobierno catalán de adoctrinamiento en las aulas, están encantados de que en los colegios se presente la salvajada de los toros como un orgullo nacional, al Borbon padre como un prohombre de moralidad intachable que nos salvó del 23F, a España como el país más grandioso del mundo y al Ejército como una institución heroica y que jamás ha violado los Derechos Humanos.
La solución no es prohibir que se diga eso en las aulas, ni tampoco impedir que se afirme lo contrario. La solución está en ofrecer todos los puntos de vista en pie de igualdad para que se debatan, se analicen y cada alumno aprenda a formarse su propio punto de vista.
Pero los que acusan al Gobierno catalán de adoctrinar (que reconozco que en algunas cosas lo hace) financian a colegios del Opus donde la imposición del pensamiento único es total, y están encantados de que en los colegios públicos se haga apología de la España más rancia sin dar espacio a quienes la cuestionan. Pero claro, no lo consideran adoctrinamiento porque no es lo mismo decir que Cataluña tiene derecho a la autodeterminación que afirmar la indisoluble unidad de España. Lo uno son falacias subversivas, y lo otro es una verdad universal.
Como decía un gran periodista, "si todos piensan lo mismo es que ninguno está pensando". Y hay demasiados centros de poder interesados en que no pensemos. La mejor forma para lograrlo es no enseñarnos a pensar.

El pseudosindicato de VOX se une a las campañas xenófobas publicando información falsa. Lo último ha sido un artículo donde aseguran que sólo 22% de los marroquíes que viven en España cotizan, pero está basado en datos falsos. En el gráfico que se incluye se puede ver que dan para 2023 un cifra de cotizantes marroquíes inferior a 200.000, cuando la cifra real de cotizantes medios marroquíes durante 2023 fue de 323.143. Es mas, si nos vamos a las últimas cifras publicadas de abril de 2024, eran ya 349.375, superando los rumanos como el mayor colectivo de extranjeros cotizantes.
Si se realiza el cálculo de porcentaje de cotizantes con las cifras reales de 2023 (las cifras de población marroquí del gráfico para 2023 si son correctas) no sale un porcentaje del 36% (323.143/893.953=0,361), lo que no está nada mal si se tiene en cuenta que el 25% de la población marroquí viviendo en España tiene menos de 20 años (superior al del general de toda la población que está en el 20%).
Siempre fui un pésimo jugador de ajedrez. Recuerdo mi última partida, jugada hará más de 20 años contra un chaval de 12 años que me derrotó en menos de 10 movimientos. Ser un mal jugador de ajedrez no implica ser más o menos inteligente, sino carecer de unas habilidades determinadas, como el pintor que esculpe mal o el cirujano que siempre pierde al veo veo.

Mi incapacidad genética hacia el juego de mesa rey me hizo perder el interés por él hasta que cayeron en mis manos una serie de artículos sobre la historia contemporánea del juego de las 64 casillas obra del gran E. J. Rodríguez, uno de esos maravillosos escritores capaz de demostrar que lo que importa no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta. Así conocí la extraordinaria vida de Bobby Fischer y su desaparición inexplicable justo en la cresta de la ola o la lucha entre las dos Rusias materializada en la batalla Kasparov-Karpov, entre otras muchísimas y fabulosas historias. Hay tanta épica y tanto cine en la vida y obra de esos pequeños grandes chiflaos que son los ajedrecistas…
Pero de todas las cosas que descubrí gracias a E.J y luego a Leontxo García, hubo una que me impresionó hondamente y es descubrir que el ajedrez no es solo un juego, que el tablero es un lienzo donde los jugadores pueden pintar, escribir, esculpir, dejando un poso único. Y que, por tanto, un verdadero entendido puede saber, solo con mirar una concatenación de jugadas escritas en un libro, si estas son obra del minimalista y eficaz rey universal del ajedrez de los años 40, Raúl Capablanca o de Mijail Tal, el poeta más incomprendido de este deporte.
Aquello me dejó absolutamente shockeado. ¿Tan profundo y humano podía ser el ajedrez? Comencé a envidiar profundamente la admiración que el sacrificio suicida de una pieza o el riesgo de no enrocar el rey podía provocar en un experto, igual que el que se emociona hondamente con una canción de Coltrane o llora con Capra.
Como me ocurre con la música clásica o el cubismo, no podía ni podré entender la belleza y la lírica del ajedrez. Pero la creo y me interesa conocer su historia. De hecho, hace unos días me topé con unas crónicas muy interesantes relacionadas con la llamada "partida del milenio": que enfrentó, en 1997, al hombre contra la máquina, Kasparov contra una computadora creada y mejorada por IBM, Deep Blue (infinitamente superior a la pobre computadora que fue aplastada por el ruso en 1989 cuando los chips estaban aún en pañales).
El que es, para muchos, mejor jugador de la historia de este deporte contra un mamotreto capaz de calcular 100 millones posibles de jugadas por segundo, con más de 700.000 partidas memorizadas y despedazadas milimétricamente en su memoria.
Para que nos hagamos una idea, Magnus Carlsen, actual rey del ajedrez, dice ser capaz de calcular 15-20 jugadas por segundo.
Aunque con no tanta claridad como se esperaba, Kasparov fue derrotado por Deep Blue, que jugó al estilo Karpov, de una forma matemática, exacta, pero sublimando el estilo gracias a sus capacidades de cálculo.
Ahora bien, si el tablero de ajedrez es un lienzo, si la forma de jugar es una forma de expresión del ajedrecista…¿qué conclusiones se pudieron sacar sobre la Inteligencia Artificial que venció a Kasparov?
“La forma de jugar fue implacable, pero detrás de todos esos movimientos solo había una extremada corrección. No sé explicarlo. Ha sido una victoria completamente irreprochable. También ha sido irreprochablemente fría, carente de belleza, metálica…” dijo Vládimir Kramnik, que sucedió después a Kasparov como campeón del mundo.
“¿Le ha ganado? Sí. ¿Me ha gustado? No. Si el ajedrez hubiese sido siempre lo que ha hecho Deep Blue probablemente no existiría”, sentenció Viktor Korchnoi, eterno subcampeón mundial.
“Fría”, “Carente de belleza” e incapaz de motivar admiración, más allá de lo que es llana y sencillamente irrefutable. Una especie de cara oculta de la perfección que nos viene a mostrar que tal vez la perfección no es lo que creemos.
Dijo Capablanca, matemático ajedrecista pero elegante y guapo vividor que “La belleza de nuestros días radica en el error. Es a partir de ahí donde surgen cosas como el amor, la unión, la amistad, la búsqueda o el esfuerzo. No aspiramos a la perfección, aspiramos a cumplir un reto y a divertirnos con él. En eso, la vida y el ajedrez son exactamente iguales”.
Hoy, la Inteligencia Artificial invade nuestras vidas como nunca llegamos a imaginarlo. Millones, que digo millones, centenares de millones de puestos de trabajo penden en un hilo, pero hay algo que el ajedrez nos ha enseñado y es que, por mucho que una IA mejore, nunca podrá alcanzar la belleza que puede crear un ser humano, porque nosotros no aspiramos a la perfección, aspiramos a la felicidad, y eso es algo inalcanzable para un conjunto de chips y circuitos incapaces de creer en el maravilloso poder que otorga la equivocación.
La formación morada ha usado la lista de contactos de inscritos (e inscritas) a correos electrónicos sobre novedades del partido, para enviarles un e-mail sugiriéndoles que se hagan socios (y socias) de laultimahora, ese nuevo medio (y media) que dirige la ex-asesora de Pablo Iglesias, Dina Bousselham.
El e-mail es el siguiente:

sendy.podemos.info/w/7M3eU3fs396EUwCpvIcb6A/iLCDZow41763mHzDEvOkYxoA/M
El e-mail fue enviado durante la tarde del 24 de mayo, ya que los primeros comentarios sobre este no empezaron a aparecer hasta por la noche, cuando varios cibernautas revisaron la carpeta de spam de sus cuentas.
Esta web de información y anti fake news sigue progresando lentamente, dentro de su condición de "libre e independiente", incorporando a grandes redactores como Javier Lezaola, escritor y periodista freelance en ElDiarioCantabria (propiedad de Público) e Insurgente, y Sara Serrano, mano derecha de Pablo Iglesias en LaTuerka.
Todo sea por un periodismo que no dependa de bancos y empresas. De partidos políticos hablamos otro día.
Hola @admin, parece que entre tanto trabajo en política os habéis olvidado de actualizar el certificado SSL de old.meneame.net
Había quedado con una amiga para dar un paseo y volvíamos hacia su coche cuando, de repente, siento una vibración en la nuca. Me doy la vuelta y veo a un magrebi totalmente borracho que está a mis espaldas mientras otro lo sujeta por detrás y se lo lleva. Mi amiga estaba con los ojos como platos, y me contó que, de milagro, el magrebi no me había golpeado. Me soltó un puñetazo con todas sus fuerzas desde atrás que, posiblemente porque yo andaba rápido, no llegó a darme.
El magrebi formaba parte de un grupo de gorrillas que se pasan el día borrachos y vociferando en una zona de aparcamiento.
Me parece infame satanizar a los inmigrantes e imputarles de forma indiscriminada delincuencia o falta de civismo. Hay cientos de miles de magrebies dejándose la piel en los trabajos más duros del país, empezando por la agricultura, y siendo explotados como el que más. Aportan al país mucha más riqueza que la que les proporcionan sus exiguos salarios.
Pero también hay gente sin oficio ni beneficio, alcoholizada, toxicómana o violenta, que se dedican a pulular por las calles generando inseguridad, sin aportar nada y sin que el Estado les ofrezca una situación digna. Simplemente, las autoridades se lavan las manos y dejan que la situación se pudra, entre otras cosas porque no viven en los barrios donde esto sucede.
El Estado puede hacer dos cosas: establecer programas serios de inserción social para solucionar la situación de estas personas que ejercen de gorrillas, trapichean, cometen pequeños delitos o simplemente malviven en la calle esnifando pegamento o emborrachándose. O, si no está dispuesto, puede deportarlas.
Lo único que no pueden hacer nuestros prebostes es desentenderse del problema porque se concentra en barrios donde no viven. Deporten o integren, pero no se laven las manos. No hagan sentir a los ciudadanos más humildes que, aparte de sus problemas para llegar a fin de mes, deben soportar la violencia y el incivismo. No hagan llamamientos vacíos a la tolerancia y el respeto invisibilizando un problema que ustedes no sufren. Suena demasiado hipócrita, y es el mejor abono para que crezcan quienes se nutren del odio y la frustración.
x.com/elbarroquista/status/1978075637261717939
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Porque, tal como temía en un primer momento, son daños muy preocupantes y no será ni fácil ni barato revertirlos para garantizar la conservación de la obra.

Aclaración:
- No he visto el cuadro en persona.
- Estoy en conversación con restauradoras, por si se me escapa algo.
- La información que comento la ha dado la técnico del museo Regina Zurdo a Europa Press (vídeo al final).
En un ataque de estas características se pueden producir daños muy diversos. Voy a ordenarlos un poco, desde lo que a mi juicio es "menos grave" a lo que a mi juicio es "más preocupante".
Veréis que el tema es muy delicado.
Intentaré evitar el lenguaje técnico. Es posible que no sea preciso con las palabras, pero pretendo que todo el mundo pueda entender los problemas.
Por supuesto, toda corrección es bienvenida.
Aclaro que el cuadro, como suele ser normal, no tenía cristal de protección.
No es habitual poner cristal. Porque es muy caro. Porque no todos los cuadros lo admiten. Porque perjudica el visionado de la obra. Y por muchas otras razones.

Vamos con los principales daños que ha sufrido la pintura.
1. Como el cuadro del Museo Naval no tiene vidrio protector, el primer daño es superficial.
La propia pintura lanzada, y la primera limpieza rápida de urgencia, han arrastrado suciedad superficial, de manera que ahora el cuadro tiene manchas.
Esto, aunque no hubiese más daños, ya obliga a practicar una limpieza superficial completa al cuadro, más lenta, para igualar toda la superficie.
Esta limpieza lleva días o semanas (si se "complica") y tiene un coste de miles de euros.
2. Pero es que, además, la pintura lanzada ha dañado el barniz (lo ha "pasmado", lo ha vuelto opaco).
Se ven claramente los chorretones por donde la pintura arrojada ha ido modificando el barniz y dejando un rastro fácilmente visible.

Esto afecta seguramente a toda la superficie que entró en contacto con la pintura lanzada.
Obliga, una vez realizada la limpieza anterior, a cambiar el barniz: retirar el que tiene y barnizar de nuevo. Proceso delicado.
Más semanas y miles de euros.
3. Al arrastrarse la pintura que le han lanzado, ha levantado trozos de pintura, restauraciones anteriores y también ha dañado el marco.
Estas manchas no salen con tanta facilidad.
Esto obliga a una limpieza integral. Seguramente haya que reintegrar ("cubrir" las lagunas que han aparecido). El marco hay que restaurarlo.
No hay garantías de que toda la mancha salga y no es recomendable dejarlo como está.
Y esto cuesta mucho dinero.
4. Pero el daño que, personalmente, parece más preocupante es que allí donde había poros o grietas en la pintura y el barniz, la pintura roja que le han lanzado ha penetrado.
Se ve en esta imagen.

Esa pintura llega a la preparación y al soporte. No es bueno que se quede ahí, porque puede provocar problemas serios a futuro.
Y no es sencillo quitarla. Es poco probable que se pueda eliminar totalmente. Requiere de una intervención compleja.
La suma de todos estos problemas (y algunos otros que no sean ahora visibles o que surjan durante la restauración) implica, como dije desde el primer momento, miles de euros. Y peligros para la obra.
Creo que hay que hacer pedagogía con esto. Y creo que no son buenas las noticias (erróneas) de que se arregló el problema "en tiempo récord".
Porque, como veis, no se ha arreglado. Se intervino de urgencia para que no se agravasen estos problemas que he explicado. Porque si la pintura se deja en la superficie, todo esto que hemos visto se agrava.
Pero queda mucho por hacer con ese cuadro.

Antes de acabar, quiero recordar que un ataque similar tuvo lugar en el Prado. Planeaban tirar pintura a un cuadro de Goya. El cuadro no tenía cristal.
De casualidad, al final pintaron la pared. Imaginad por un momento si hubiesen tirado pintura al Goya.
Es absolutamente falso que estos ataques sean inocuos. Da igual el tipo de pintura.
Y la gravedad de los daños, como vemos, no está para nada prevista por los vándalos. Es pura casualidad.
Un poco de rigor al hablar de estas cosas, por favor.
Aquí tenéis el vídeo en el que Regina Zurdo, conservadora restauradora del Museo Naval, explica los principales daños que hemos comentado.
Las imágenes proceden del vídeo.
P.s. Me apunta @LuRicone con toda la razón que este cuadro estaba en muy buen estado y no tendría previsto pasar por conservación en muchos años; pero ahora este cuadro tendrá que ser intervenido. Un gasto imprevisto y un retraso en las intervenciones en otras piezas.
Mucho se habla de lo agilipollada que está la gente con el teléfono móvil. Están los que caminan por la calle mirando a la pantallita convirtiéndose en un obstáculo constante para el resto de viandantes, los que lo usan descaradamente mientras conducen, los que ignoran a todo el mundo durante una comida familiar o entre amigos...
Pero para mí, los peores son los que te convierten en parte activa de esa gilipollez. Es decir, los que quieren comunicarse contigo, pero que por falta de educación, empatía o sentido común, hacen del hecho una agonía. Como por desgracia (es decir, por motivos laborales) tengo que pasar largos ratos del día hablando por teléfono, me he permitido hacer una lista de los que, personalmente, me parecen más irritantes, que son:
1.- El del Bluetooth de mierda en el coche.
Llamar a través del "manos libres" del coche puede ser muy conveniente en momentos de emergencia. Con el microfonito y el audio saliendo por los altavoces del vehículo, ya sea por comandos de voz o haciendo dos pulsaciones en una pantallita, puedes hablar con cualquiera evitando al máximo de distraerte sobre lo que ocurre en la carretera.
El problema es que no todos los coches tienen un sistema de Bluetooth decente. Hay quien es consciente de ello y trata de arreglarlo, o te llama sólo en situaciones de emergencia o que requieran inmediatez. Pero también está el que o no es consciente de ello, o se la suda, y aún así te llama cada dos por tres del vehículo, haciendo que comunicarte con él sea como hacer una traducción al vuelo del arameo.

¿Has dicho algo o te has tirado un cuesco?
Seguro que os ha pasado: te llama el susodicho, muchas veces por temas que no son una emergencia, y no sabes si está conduciendo o jugando al frontón. Para más inri, la mitad de la conversación son "¿se corta?", "¿me oyes?", "qué mal va este cacharro". Desgraciado, llámame cuando te bajes del coche, o arréglalo, pero no me hagas sufrir. Por supuesto, como la llamada desde el auto no ha servido de nada, una vez que baja del coche te tiene que volver a llamar...
2.- El que informa de fechas y horarios mediante mensajes de voz.
Ya se ha hablado largo y tendido de los mensajes de voz de WhatsApp y similares. Pero entre la irritación que suelen causar los que abusan de éllo, hay unos que destacan por encima de otros: los que te audio-redactan su agenda.
"Oye mira que el viernes 24 y el lunes 45 no voy a poder, pero ehh... este sábado a las 3 de la mañana podría verlo, o si no... uf, a ver... el domingo no sé si a las 8 o a las 9, depende porque Amparito trabaja de turno partido... y no sabe si (GUAU, GUAU) sale a las 3:38 o a las 21:60, y si no, lo vemos la semana siguiente que tengo libres 2, 4 y el 10 por la mañana, creo".
Hijo de la gran puta. ¿Es que soy tu secretario para tener que memorizar tu agenda? ¿Cada vez que quiera comprobar una fecha tengo que tragarme tu audio de dos minutos? ¿Tanto te cuesta escribirlo en texto que se pueda comprobar en un par de segundos? Claro, hay quien dirá que algunas aplicaciones ya tienen transcriptor de audio a texto. Buena suerte fiándote de él.
3.- El que te llama desde el manos libres del móvil... con el aparato colgado del pescuezo
Se han puesto muy de moda esas correítas que se ponen entre el móvil y la funda para poder llevar el móvil colgado del cuello, no vaya a ser que se lo olviden al meterse en la ducha. Gente pegada al móvil de forma perenne. Pero los peores son los que te llaman, ponen el teléfono en modo altavoz, y siguen haciendo sus cosas con el aparato dando botes de un lado para otro o recogiendo todo el ruido de lo que hacen.
Los hay que te llaman mientras hacen las cosas de casa, como limpiar la cocina (con el consecuente ruido de porrazos de cucharas y cacerolas); o bien mientras escriben a ordenador (delicioso sonido el de los switch azules mezclado con su voz) o simplemente caminando o moviéndose con cierta ligereza (que el micro del móvil recoge todos los golpes en el pecho o los roces con la ropa).

¿Y por qué no? Ya es lo que te queda.
A ver, alma de cántaro: el teléfono móvil en modo altavoz amplifica tremendamente todo lo que recoge el micrófono. Se diseñó para que colocaras el cacharro en una mesa y no tenerlo pegado a la oreja mientras hablas, no para que tu interlocutor tenga que escuchar el sonido del chorrito de cuando meas.
4.- El que te llama desde el manos libres del móvil... con el aparato puesto en la mesa de trabajo
Son ligeramente menos irritantes que los anteriores, pero no dejan de ser muy molestos. Colocan el móvil en modo manos libres a diez centímetros del teclado del ordenador, recogiendo cada repiqueteo de teclas, sin molestarse en parar de escribir mientras hablan. Ponen el móvil en la misma mesa que los destornilladores, tornillos, llaves inglesas... y cada porrazo te lo comes tú multiplicado por 2.
También están los que hacen lo mismo, aunque no necesariamente en mesas de trabajo: los que hacen manualidades, los que entuban cigarrillos, los que juegan con sus mascotas...

Haz que mis oídos disfruten.
Y luego está el colmo de los colmos, que juro que me ha ocurrido, que es el que coloca el móvil sobre una máquina de coser o sobre el banco de un taladro, y ¿para qué parar? Anda y que le den a Carademalo.
5.- El que te llama para hablar contigo por el móvil... mientras habla con otra gente en persona
No, no es el típico "oye, que estoy aquí con Fulanito, por si quieres decirle hola". Bueno, aunque generalmente comienza así, son los que a continuación entablan conversación con la otra persona, hablando de cosas de las que no tienes ni idea, y quedándote con cara de gilipollas al otro lado de la línea. Sin embargo, la categoría que destaca son los que te llaman para pedirte ayuda o consejo, mientras piden ayuda o consejo a un tercero en persona.
"Oye, que estoy aquí en el Correfuar, ¿cómo me dijiste que se llamaba éso que tenía que llevar la tele? Espera, aquí viene una muchacha... -Disculpa, estaba mirando televisiones ¿cuáles son las que tienen para ver el Nutflix, el Amazon y el Sahara? Es que me han dicho que... sí... sí... ¿Y ésa tiene HMDI? ¿Cuanto cuesta?... ¿Y la garantía? ¿Pero sale buena? Ya... no sé si me va a caber en el salor, porque el mueble que tengo...-"
Y ya, si puede, le pone la guinda:
"-Sí... ¿Y ésa otra? Espera- Oye, luego te llamo, que me están enseñando aquí televisiones".
¿No me digas? Y yo que pensaba que estabas entrenando delfines, pedazo de cabrón.
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¿Y tú? ¿Qué usuario de móvil es el que más te irrita? ¿Crees que me he olvidado de alguno?
Hace unas semana me encontré en un bar del casco viejo como me ponían un "Cañon" (caña en vaso de cubata o sidra) mal tirada, no llegaba hasta arriba y me cobraban 3 euros. Al salir de él vi como no muy lejos en un bar de los de "toda la vida" tenían botellines de Estrella Galicia a 1 euro. En aquel momento me puse a buscar una aplicación que encontrará el precio de las cervezas por bares. Resulta que no existe.
Allí mismo me propuse hacer una, simple, sin grandes expectativas y a ver que pasa. Hace dos semanas creé una web donde los usuarios ayudan unos a otros poniendo precios de cervezas de los bares donde consuman y así ayudar a la comunidad.
El objetivo, que en cualquier momento y aunque no conozcas la zona donde estas, puedas encontrar tu caña lo más barata posible. Si, muchos diréis que si la marca, que si es rubia, que si es sin gluten. Estoy trabajando en ello. Cada semana iré incrementando las posibilidades en función de lo que necesitemos. También habrá que poner un sistema de puntuación a los lugares, comentarios,...
También me he dado cuenta que hay más productos de consumo diario que merece la pena incluir, pero vamos por pasos, primero hagamos uno y ya iremos añadiendo más, por ejemplo: cafés, licores, pan, ....
Bueno, vamos a ver si funciona y merece la pena, creo que nos podemos ayudar entre todos y conseguir una mayor competencia entre los hosteleros y sobre todo no llevarnos sorpresas a la hora de pagar. Ya sea dentro de nuestra localidad como en otros lugares.
¿Podemos ayudarnos entre todos? kobazulo.net/zenbat/

Es curioso como es entrar en fechas próximas a elecciones y ver como los medios de la derecha han iniciado una campaña para sembrar dudas sobre el proceso electoral. Hoy le toca a La Razón mezclando en una información dos cosas totalmente diferentes: una ILP para pedir regularizar inmigrantes ilegales y las nacionalizaciones al amparo de la Ley de Memoria Democrática. Un inmigrante regularizado no puede votar en unas Elecciones Generales y, como mucho, podrá votar en Elecciones Municipales siempre y cuando sea de países de la Unión Europea o que tengan convenio de reciprocidad con España. Es mas, en caso de que el proceso se produjera ahora, ya ni podrían votar en las próximas Municipales porque el Censo ya está cerrado. ¿Qué sentido tiene entonces mezclar en el titular Censo con regularización salvo el de manipular?.
Hasta han dedicado un editorial al asunto:

"Controlan nuestras vidas más que cualquiera de nuestros diputados, senadores o presidentes. Con una sola llamada pueden hundir el futuro de la generación de tus hijos, convertir los ahorros de los clientes del banco más grande de Latinoamérica en billetes del Monopoly o hacer morir de hambre a un país africano con 80 millones de habitantes.

Y son personas ridículas. Enfrascadas en batallas narcisistas, A las que hace ya muchísimo tiempo que les dejó de importar el dinero. ¿Acaso hay una gran diferencia entre tener 10 mil o 20 mil millones de dólares? Su vida, su pasión, su trabajo, su obsesión es el poder. Y los que vivimos en el mundo real, los que sufrimos cada día los vaivenes de los mortales, creemos que el poder es algo maravilloso, bello, indescriptible. Pero todo ese lujo, el caviar magnum, las prostitutas y chaperos de 4000 dólares por noche, los helicópteros y los jet privados, las casas de campo en la Toscana con viñedos inacabables, los áticos de 900 metros cuadrados en una torre de Dubai...todas esos sueños de la clase media no significan nada para ellos. Es su hábitat natural. En Estados Unidos la clase económica que más depresión sufre son los que ganan menos de 12000 dólares al año. ¿Sabes cuál es la segunda casi empatada con los más pobres? Los que ganan más de 7,5 millones de dólares al año.
Narcisistas deprimidos, horteras ebrios de poder. Enfermizamente adictos a un objetivo que jamás podrán saciar: el de aniquilar a otros para saborear fugazmente una victoria que nunca es suficiente.
Y ese es el gran peligro del capitalismo: que nuestras vidas están en manos de las personas más tristes e insatisfechas, y por lo tanto, peligrosas, de todo el planeta".
Me animaba ayer un conspicuo meneante a que escribiera sobre ello, y aquí estoy, cuando he tenido un rato.
Yo entiendo que en este tipo de foros hay gente de todo tipo. Unos vienen a informarse, otros a pasar el rato, otros a hablar de su libro, y otros, gratis o de pago, a colocar su agenda. Lo entiendo todo, insisto.
Entiendo también que la gente centra su escala de valores y sus preferencias vitales en lo que mejor le parece. Hay quien dedica su vida al estudio, quien dedica lo mejor de su tiempo a tomar cañas con los amigos, practicar sexo con los enemigos, rezar, trabajar, cuidar a alguien con una enfermedad que no mejora, molestar a alguien que mejora a ojos vista, cuidarse a sí mismo, jugar en Steam o comentar en Menéame. Vale.
Entiendo, por último, que la identidad de la gente es una cosa muy sutil y muy delicada de tratar. Algunos se definen como personas por el idioma que hablan, por el sitio en el que nacieron, por el agujero en el que la meten, porel ser imaginario al que dan culto o por el origen de las proteínas que ingieren. Es así de jodido, pero es lo que hay.
Dicho todo esto, me pregunto por qué hay normas que prohíben la promoción de productos o marcas comerciales y no las hay para prohibir la promoción machacona de ideas, ideologías, sensibilidades y preferencias políticas.
Si yo enviase 400 artículos sobre Ryanair y losprecios de sus billetes, o 400 artículos sobre Endesa y sus proyectos de energía verde botella, o 400 artículos sobre Pepehone y sus ofertas a lunares, creo que me caería un strike o un baneo (merecido) como la copa de un pino.
Pues hay gente por aquí que ha subido 500 artículos sobre la república, 700 sobre la cuneta histórica, 800 sobre maltrato animal, 20.000 sobre Ayuso, o que busca, todos los santos días, todas las noticias del mundo sobre abusos sexuales, para subirlas todas y dar sensación de plaga. No voy a citar a nadie, pero sabemos que es así.
¿No es eso spam? ¿No es evidente que tras semejante conducta hay una voluntad publicitaria o mercantil? ¿Qué diferencia hay entre eso y el que pone las 400 noticias de Vodafone?
Ya sé que la frase "cada loco con su tema" debería figurar en la Declaración de Derechos Humanos, pero me parece que con el tema del spam ideológico o identitario se nos empieza a ir la cosa de madre.
No pido sanciones ni prohibiciones. Pero creo que era necesario señalarlo.

Publica El Mundo un artículo sobre el PIB per cápita de las distintas CCAA en 2021 que viene acompañado de un gráfico con clara intención de manipulación: induce a pensar que el PIB per cápita de Andalucia es seis o siete veces menos que el de Madrid, cuando en realidad ni siquiera es la mitad.
Si el gráfico se hubiera realizado respetando la proporcionalidad y no truncado el eje, debería haber sido así:

Pero no es único gráfico con clara intención distorsionadora de la realidad que incluyo hoy El Mundo. En otro artículo sobre suicidios, también ha truncado el eje vertical, para exagerar el aumento del número de suicidios en los últimos años.

Además, este gráfico incluye datos erróneos: sólo el dato de 2021 es correcto, pero los correspondientes a 2015 a 2020 son incorrectos, más pequeños que los que publica el INE, para así incidir mas en ese aumento.

Si el gráfico se hubiera empezado en el eje vertical en cero, y con lo datos correctos, habría quedado así:

Ya no se aprecia un incremento tan grande.
Los topónimos son los nombres propios con los que se denominan los lugares. Existen topónimos para ciudades, ríos, montañas y cualquier otra ubicación que pueda resultar de interés. En o cerca de dichos topónimos puede haber poblaciones de humanos que hablen mayoritariamente uno o varios idiomas. Por este motivo, los topónimos se originan en una cultura e idioma(s) y están influenciados por éstos. Después se adaptan para que los hablantes de otros idiomas puedan referirse a dichos lugares de una forma que les resulte familiar. Por ejemplo, London designa una ciudad cuyos habitantes hablan mayoritariamente inglés. Puesto que la fonética y la gramática de otros idiomas es diferente, se adapta el topónimo a dicho idioma para que encaje en su fonética y así esa persona pueda escribir y pronunciar el topónimo cómoda y correctamente. De este modo, una persona que hable en español escribirá Londres, mientras que en italiano se dice Londra o en polaco Londyn, siendo todos ellos topónimos que se refieren al mismo lugar. No cabría pedirle a un suizo germanoparlante que designara a su preciada montaña Cervino, ni a un italiano que la llamara Matterhorn, puesto que ambos idiomas son diferentes y esos topónimos les resultan ajenos a estas personas, aún refiriéndose a la misma cumbre alpina. Tal empeño probablemente derivaría en una cascada de fallidos intentos de pronunciarlo correctamente.
A pesar de la obviedad de las razones que llevan a traducir los topónimos, no parece que todos los españoles las tengan claras. En nuestro país se da la inusual circunstancia de que uno puede leer un artículo de un periódico escrito en castellano y encontrarse con topónimos que están en otros idiomas (ejemplo). Así, no es raro ver en el mapa lugares como “A Coruña”, “Bizkaia” o “València”, perteneciendo estos topónimos a otros idiomas que no son el castellano. Al mismo tiempo, es habitual que los hablantes de los idiomas en los que están escritos estos topónimos no sean tan compasivos y cuando uno ve TV3 aparezcan topónimos como “Conca” (Cuenca) o “Saragossa” (Zaragoza). No cabe reproche ante tal actitud, puesto que es de esperar que un catalanoparlante traduzca los topónimos a su idioma para que le resulten más familiares y pueda pronunciarlos correctamente, como hemos visto antes. Sin embargo, no existe justificación lingüística alguna para el privilegio que se le concede en España a los topónimos de dichas regiones a pesar de que se esté uno comunicando en español. La justificación de que son nombres oficiales cae por su propio peso en cuanto se recurre a topónimos de otros países. Las motivaciones para forzar esta situación suelen ser políticas, no lingüísticas, y nunca han redundado en el beneficio de las personas, salvo quizá en el económico de unas pocas. No es de recibo pedirle a un manchego que lea, escriba y pronuncie “Sanxenxo” en lugar de Sanjenjo. Tal intento se puede anticipar fallido, excepto en el harto improbable caso de que nuestro hidalgo sea versado en gallego. Y aún en tal caso, ni se podría esperar que sus paisanos tuvieran la misma suerte ni tampoco se podría esperar que el manchego acertara también al utilizar topónimos en vasco o en valenciano. Quizá corriera mejor suerte un habitante de las Rías Bajas al intentarlo pero estaría corrompiendo el idioma, con un obvio perjuicio para los españoles de otras regiones, que podrían verse incapaces de entender de qué topónimo se trata. Esto a su vez redundaría en un ataque carente de sentido a la utilidad de los idiomas, que es la comunicación. También carecería de sentido obligar a todos los manchegos a aprender y utilizar un idioma que en el mejor de los casos les resulta indiferente, aunque mejor dejemos el tema de las imposiciones lingüísticas que se dan en España para otro día.
Por estos motivos, os agradecería que repitiérais conmigo: Avenida de Francia, Valencia (y no Avinguda de França, València). Río Ebro (y no Riu Ebre). Plaza de la Sal, Lérida, etc… A menos que estéis hablando en uno de los idiomas regionales, en cuyo caso sí sería aceptable y deseable utilizar el topónimo correspondiente. Elección la cual debería ser siempre fruto de la libre elección del individuo, sin ninguna presión de ningún gobierno.

Aquí tenemos un buen ejemplo del tipo de periodismo que se realiza en las cloacas: una periodista de El Mundo, que anda muy rebotada con Sánchez desde que la despidieron de El País, escribe un tuit donde dice que el que grito "Viva Franco" en una manifestación en Ferraz era un militante del PSOE. A EDATV, el medio de El Condenas, le faltó tiempo para darle credibilidad y publicarlo aunque Maite Rico señaló después que había sido una coña. Y para que no falte nadie, el ínclito de Jorge Bustos también le dio credibilidad.

La revista de los que Vencimos y Venceremos

Tengo que empezar mostrando mi estupor al ver el número de personas que han votado a Alvise Pérez: unas 800.000.
He mirado los seguidores que tiene en Instagram: unos 900.000. Es decir, la mayoría de sus seguidores lo han votado.
Lo primero que pienso es que esto evidencia que no se votan ideas, sino personas. Alvise ni siquiera se presentaba con un programa, se presentaba con él mismo. No concurrió con el nombre de Alvise porque le pusieron trabas.
Aunque sea a posteriori voy a hacer publicidad de esta página: euandi.eu/es/survey/european-elections.html Aquí, con 30 preguntas, se te dice cuál es el partido más adecuado en relación con tus ideas. ¿Cuáles son las de Alvise? Me parece que es simplemente el señor de los cuñados.
No deja de ser curioso que critique la corrupción y se presente para conseguir ser aforado y librarse así de los juicios que tiene pendiente.
Alvise critica la partitocracia, ¿pero cuál es su alternativa, el personalismo? No es nuevo esto, Gil y Gil, Ruiz Mateos, o si nos salimos de España podemos pensar en Reagan o Schwarzenegger. Personas que no llevaban ideas, sino simplemente su imagen.
De todos modos, si quisiese votar a una persona, se me ocurren dos características que todo buen político debe tener: bondad y conocimiento. Por bondad me refiero a que debe mirar por el bien común, por conocimiento me refiero a que debe tener la formación adecuada para desempeñar su puesto. Alvise me parece que no tiene ninguna de las dos.
Yo quiero votar ideas, no a personas, pero me parece que estamos todavía muy lejos de ello.
Lo conocí en una discusión sobre física cuántica y feminismo en un hilo que iba, en teoría, sobre el nuevo rediseño de la web. Su nick era algo entre un chiste informático y una referencia a Blade Runner. Me habló primero en privado para corregirme una errata —claro— y acabamos chateando semanas enteras sobre cosas que no contaré aquí porque quiero que sigáis teniendo erecciones cuando penséis en él.
Nos vimos en una quedada improbable, entre birras calientes y camisetas negras con frases sarcásticas. Era feo con encanto, como si la inteligencia mal gestionada se le hubiera quedado atrapada en las cejas. No tenía cara de malo pero me miraba de una forma... como si estuviera escaneando algo más que mi escote. Nos caímos bien, raro en estos tiempos. Raro en Menéame.
Esa noche me llevó a su casa y, antes de cerrar la puerta, me dijo: «Me calientas como un bug en producción». Me reí. A carcajadas. Y me lo follé. Bueno, más bien, me lo fui comiendo. Era mi plan: quería devolverle el favor de haberme hecho sentir lista y deseada a la vez.
Pero pronto algo cambió. La forma en que me sujetó la cabeza. El gesto rápido, seco, como quien configura una variable sin preguntar. No me dolió al principio. Lo tomé como entusiasmo, como nervios. Pero cuando la mano se volvió ancla y la polla se quiso volver puño, entendí lo que pasaba. No quería placer. Quería poder.
Me quité, lo miré y le dije, no sin ternura: «No es lo mismo saborear un coño como si fuera un poema de Kavafis que metérsela a alguien en la tráquea como si quisieras borrar el silencio». Él se rió, incómodo. Me preguntó si no me gustaba el sexo duro. Y le contesté, con la garganta aún ardiendo: «Lo que no me gusta es que creas que follar es algo que se hace contra alguien».
No hubo bronca. Tampoco segunda parte. Se quedó pensativo, como si acabara de entender que los puntos negativos no solo se votan, también se sienten.
Me fui, deseándole sinceramente que algún día alguien le comiera el alma con la boca, no con los dientes. Porque el erotismo no está en la fuerza, sino en el temblor. Y eso, amigo meneante, no se aprende en los comentarios destacados.
Y si no tengo coche ni carné, ¿por qué tengo que pagar impuestos para construir y arreglar calles o carreteras? Es un robo. Voy a todas partes andando o en Metro y sólo viajo en tren. En un sistema sin Estado cada uno pagaría únicamente por lo que necesita, eso es lo justo. Los que no conducimos no pagaríamos por algo que sólo usan los automovilistas. A mí no me hacen falta, no quiero usarlas ni pagarlas, pero el Estado ineficiente roba mi dinero para usarlo en algo innecesario para mí...
Hace poco, de terraceo con unos conocidos, acabamos derivando hacia el tema de los impuestos. Uno de los presentes, de ideas entre anarcocapitalistas y simplemente idiotas, aunque él se autodefine como "liberal", se mostraba rotundo contra su utilidad. Le dimos la típica y muy manida respuesta de: "gracias a los impuestos tú disfrutas de calles y carreteras", a lo que respondió lo citado en el párrafo anterior.
A un par de contertulios nos hizo gracia. No le gusto mucho, claro, pero es que era obvio que venía con el alegato aprendido. Y ese alegato también tiene una respuesta muy vieja y conocida:
Aunque viajes en tren, a la estación vas en taxi o en uber con tus maletas, como haces siempre que vas cargado o con prisas. Además, donde no hay tren o metro tienes líneas de autobús disponibles. Podrás decir que ese uso esporádico no es imprescindible, y que si no hubiese vías públicas te las arreglarías de otra forma, pero lo cierto es que YA las estás disfrutando de forma directa.
Además, cuando necesites una ambulancia urgente agradecerás mucho poder usar vías públicas hasta el hospital. Si de verdad no quieres usarlas te hará falta un helicóptero para llevarte rápidamente a uno con helipuerto. El coste, por supuesto, tendrías que pagarlo tú, no los impuestos de los demás.
No sólo eso: vas al supermercado andando, pero todos sus proveedores usan camiones o furgonetas. Si de verdad no aceptas el beneficio de las vías públicas tendrías que ir a un super que también se abastezca por helicóptero, o que tenga puerto de mar o algo parecido. Y ese coste repercutirá en los precios de los productos que compres, lógicamente.
Claro, pero ese gasto también acabarías pagándolo tú como cliente, como es obvio. Y se supone que el problema es que no quieres pagar carreteras porque tú no conduces, ¿no?
Es más, los distribuidores que proveen al super también se abastecen por carretera en buena medida, por todo tipo de vías nacionales o internacionales. Empezando con el agricultor que recibe sus fertilizantes por camión. Al final es una red económica gigantesca que constantemente usa las vías públicas, desde los productores primarios hasta que los bienes llegan a ti. Si éstas no existiesen, ¿se abastecerían todo ellos con helicópteros? Quizá sí tendrían que construir sus propias vías privadas, que finalmente pagarían sus clientes.
Y ahora recuerda: sólo hemos hablado del supermercado, también está la zapatería, la tienda de ropa (y de cualquier otra cosa), los bares y restaurantes, el dentista, el hospital, sus ambulancias, todos los trabajadores que se desplazan... ¿Cuánto te costaría el fontanero, o los de Amazon, si tuviesen que ir a tu casa en helicóptero?
Mejor nos olvidamos ya de los helicópteros, pero imagina a cada transportista, productor, distribuidor, mayorista y minorista de todos los productos que adquieres, construyendo y pagando las vías privadas que necesitan para sus suministros. Suena terriblemente ineficiente. Muchos se unirían, alquilarían sus trozos de vía y se organizarían de alguna forma, pero siempre habría alguno que tratase de abusar de su pequeño, aunque fundamental, tramo de vía. A fin de cuentas, cada propietario querría maximizar su beneficio. Para eso se invierte el capital.
Insisto, todos los costes acabarían repercutiendo al cliente final. A todos nosotros. Tú, aunque no conduces, acabarías pagando tu parte de cada tramo de vía en cada uno de los bienes y servicios que consumes, al precio que cada uno de sus propietarios pudiese imponer. Y eso ni siquiera te daría derecho a usar las vías, tendrías que volver a pagar para hacerlo. Son privadas.
Pensándolo bien, sería mucho más eficiente tener a un único agente que se encargase de organizar la planificación, construcción y mantenimiento de la red viaria. Incluso podría gestionar el coste y su cobro entre todos, ya que todos, de una u otra forma, nos beneficiamos de ellas. Pero además nos daría el derecho a usarlas. Podrían llamarse vías... públicas, y al agente único podríamos llamarlo, no sé, por decir algo al azar, ¿Estado?
Seguro que no es un sistema perfecto, pero por algún motivo sorprendente es el único que ha funcionado en todos los países que han llegado a desarrollarse. El otro sistema es una fantasía, no existe ni un sólo país que lo haya implementado con éxito.
La conclusión, por supuesto, es obvia: lo que pagan tus impuestos no te beneficia sólo en lo que tú usas directamente, también te beneficia que toda la sociedad (ciudadanos y empresas, productores y consumidores...) disponga de esos servicios públicos. Y si puede usarlos toda la sociedad es porque son públicos. Son nuestros. De todos. Eso es lo más eficiente. Por eso es importante escoger gestores que sepan apreciar y cuidar lo público, no que lo desprecien.
Y una cosa más: lo dicho en este ejemplo puede aplicarse a infraestructuras, sanidad, educación, pensiones, seguridad o defensa, evidentemente, pero también podría aplicarse a la banca pública, o a energía o telecomunicaciones. Entre otras cosas...
Borró el tuit pero sigue en Google...
Noticia de ayer:
Los equipos de rescate no encuentran ningún cadáver tras achicar el agua en el parking del Centro Comercial Bonaire
www.abc.es/espana/comunidad-valenciana/equipos-rescate-encuentran-ning
Noticia de hoy:
Sacan 50 vehículos del parking del Centro Comercial de Bonaire sin cadáveres en el interior
www.larazon.es/comunidad-valenciana/sacan-50-vehiculos-parking-bonaire

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