Las historias que valen y las que no. Taller de escritura (III)

Una vez que tenemos nuestra historia, estaría bien echarle un ojo, a ver si tiene valor o no. Se trata, un poco, de hacer como los buscadores de oro y separar las historias válidas de las simples tonterías. Y es un proceso muy complicado.

Cada cual tiene su criba, su criterio, y su manera de llevar a cabo este inevitable e importantísimo proceso, pero como soy yo el que escribe estas líneas, voy a compartir el mío. ¿Soy un pesado si repito que es subjetivo y que cada cual tiene que construir su propia criba? Lo soy, pero queda dicho.

En primer lugar, voy a tratar de ofrecer unos criterios objetivos, en el entendido de que al mismo tiempo que lo escribo se me ocurren excepciones. Pero estas son las normas generales:

-Si la historia no se entiende, es mala.

-Si necesita largas y farragosas explicaciones previas de la leyenda kirguís en que se basa, es mala.

-Si un lector de dentro de diez o veinte años no va a saber de qué mierda estás hablando, porque se ha perdido el contexto, es mala.

-Si hay que ser de Manganeses de la Polvorosa para entenderla, o alrededores, es mala.

-Si no es posible traducirla a otro idioma o a otra cultura, es mala.

O dicho de manera más amplia: una historia es mejor, cuanto más atemporal, universal y basada en la naturaleza humana esté. Es mejor cuanto más gire en torno a una idea y no en torno a una anécdota. Es mejor cuanto más se aleje de los tópicos. Es mejor cuanto más asentada sobre razonamientos discurra.

Por último, me apetece contaros que he sido jurado unas catorce o quince veces en premios literarios. Lo normal es que te tengas que leer 300 o 400 relatos de cinco o seis páginas en cosa de mes y medio. Un trabajo de mierda. Con esa experiencia, os hago una lista de lo que considero historias malas, que van a la papelera o al montón de los descartados en cuanto las detectas.

-Cuando hay un rico que es malo por ser rico, a tomar por culo. (Por original).

-Cuando hay un pobre que es bueno, por ser pobre, a tomar por culo. (Por original).

-Cuando hay una mujer maltratada en la primera página, a cagar (Por original).

-Cuando la historia se resuelve con un sueño, mato al autor, si puedo.

-Cuando la historia transcurre en una cogorza o en una fumada de porros o consumo de drogas, a cagar.

-Si hay milagros, religión o curas, sean buenos o malos, a cascarla.

-Si hay patrias, banderas, batallas y similares, a freír monas.

-Cuando la historia va de fachas y rojos, a tomar por culo (Por original)

No os podéis imaginar cuántas de esta salen de cada centenar. Aproximadamente 70. Una vez que las has mandado al montón de la muerte, te queda un 30% que leer con más atención. Y como en los jurados suele haber entre tres y cinco personas, pues aún puede ser que gane una de las que descartaste. Y de hecho, ganan, aunque sean tan difíciles de distinguir unas de otras.

Todos los puntos anteriormente citados, tienen excepciones. Hay buenas historias también de esas caracterísiticas, y yo mismo he escrito alguna de ese tipo. Pero de veras recomiendo que se eviten, al menos hasta que se hayan escrito varios cientos de relatos. A partir de ahí ya se tiene criterio suficiente para dejarse llevar por el tren de los tópicos.

Acabo con una idea tonta, escrita tontamente. Un relato mío bastante malo. Evitad estas cosas.

Otro día enlazo uno mejor, pero hoy quería hablar sobre todo de las historias que uno NO debería escribir.