La expresidenta de la Fundación Caja Madrid, Carmen Cafranga, ha asegurado que ha depositado en una notaría un aval bancario por los 175.200 euros que gastó con la tarjeta de crédito opaca que la caja le asignó, por si finalmente se determinara que debe devolver esa cantidad. Ildefonso Sánchez Barcoj, imputado por el juez Andreu, se puso en contacto con la Fundación Caja Madrid para reintegrar los 484.200 euros que gastó con la tarjeta; o depositará en el juzgado el día 10 de octubre si la Fundación Caja Madrid no le indica lo contrario.
Comentarios
De avales nada, suelta los billetes.
#3 Toda la razón, pone le aval para que se enfrié el caso y dentro de un tiempo lo retira sin devolver un euro.
#4 Sin embargo el exdirector Ildefonso Sánchez Barcoj dice que si la Fundación no le responde el viernes (día 10) deposita los 484.200 euros que gastó con la tarjeta black en la cuenta del juzgado.
De las actuaciones de unos y otros (de los 86) se puede aprender mucho de cómo actúan este tipo de personajes.
¿y de donde sacan tanta pasta asi a la tremenda? A mi me piden que de 3000 euros y flipo, pa que decir 175.200
#2 Altos directivos. No son trabajos mal remunerados precisamente.
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europapress.esMucho aval pero ¿ y las responsabilidades con hacienda y/o justicia?
A la vista de las reacciones de esta gentuza, la duda es ¿Son cínicos patológicos? ¿O son retrasados intelectuales incapaces de distinguir el bien y el mal?
En cualquier cado, lo que no ofrece dudas, es que el Banco de España sobra, porque es injustificable que siendo el supervisor, permita poner una banca pública en manos de psicópatas o de imbéciles, sin que salte ninguna alarma.
#8 ¿Son cínicos patológicos? En mi opinión son cínicos capaces de justificar su actitud y su conducta y que solo reaccionan cuando se descubren y se publican sus fechorías. Y algunos esperan a que les cite un juez, porque lo que se publique sobre ellos les resbala. Se sienten impunes y corren a devolver el dinero malgastado cuando ven que es posible que pierdan esa impunidad...
#9 Yo me temo que si esto hubiese ocurrido hace 10 años, ni siquiera devolverían el dinero. Estos no temen a los jueces, porque saben que pueden manejarlos. Se apresuran a reaccionar porque perciben que hay un movimiento de fondo en la sociedad, que hay un hartazgo de sus abusos, y saben que si la sociedad estalla, eso no hay quien lo maneje. Tienen miedo. Y eso es una noticia feliz.