Marina van Zuylen, profesora de Filología Francesa y Literatura Comparada en la Universidad de Bard (Nueva York) reflexiona sobre las divagaciones mentales, el aburrimiento y la obligación social de bailar bajo un ritmo de pauta homogénea. Su libro ‘A favor de la distracción‘ (Editorial Elba) hace un alegato por el derecho a desconectar del flujo informativo, por la felicidad de perderse en estructuras mentales lejos de la norma y, en definitiva, por tratar de ser felices en cada meandro del pensamiento.
Comentarios
El aburrimiento está en vías de extinción con tanta oferta para entretenerse: videojuegos, series, películas, porno e internet. Calculo que la demanda subirá bastante en estos días, semanas y meses, de cuarentena obligada.
#4 Cómo si fuera un aberración aburrirse !!.
#4 Llega un momento en que te cansas de todo eso, que es cuando te aburres de verdad y tienes que salir al aire libre o hacer algo físico
#4 ya están subiendo las acciones de Netflix
Eso explica por qué los que no nos aburrimos nunca, no pensamos.
Pues es cierto. Desde mis tiempos de la carrera, tras un periodo de aburrimiento me siguen viniendo brotes de creatividad extrema. En el sentido de satirizar sin piedad todo. Cuando me pasaba mis compañeros de piso decían que estaba sacando la motosierra. De hecho, he escrito una novela corta satírica para evacuar mierdas. Podéis encontrarla en Amazon. Se llama Tropendyssea. No dejo un puñetero títere con cabeza.
Homer Simpson discrepa, pero yo no
Cuantos crímenes se han hecho por aburrimiento.
#2 y pajas
#3 También por insomnio...