Los euendolitos se las arreglan para taladrar unos túneles adaptados a la forma de su cuerpo. Cuando mueren o desocupan uno de esos hábitats, a menudo es reocupado por otro tipo de endolitos, los criptoendolitos, que suelen buscar huecos en las rocas porosas y se benefician así del regalo de sus primos. A ellos hay que sumarles los casmoendolitos, que no excavan ni eligen cavidades estructurales características como los anteriores, sino grietas y fisuras.
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