Hay una escena muy común en los baños de todo el mundo. Muchas veces, nos cepillamos con energía, a toda velocidad, pensando que cuanto más fuerte, mejor limpiamos nuestra dentadura. Y precisamente ahí está el fallo número uno. Muchos dentistas coinciden en que el error más frecuente es cepillarse demasiado fuerte. Puede parecer una tontería, pero esa presión extra no elimina más placa; lo que hace es desgastar el esmalte, irritar las encías y favorecer la recesión gingival con el tiempo.
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- Usar primero hilo dental.
- Cepillado suave y completo, repito, completo.
- Escupir y como mucho un enjuague con muy poca agua, que quede algo de la pasta de dientes disuelta en la boca.
En lugar de "cepillado" de dientes, a los niños les digo que es un "barrido" de dientes, porque de eso se trata, de barrer las bacterias y evitar que formen grupos. Las bacterias en solitario no suelen ser muy "joías", cuando son peligrosas en cuando se juntan y forman 'placas/estructuras'