«No sé por dónde empezar. ¡Cuántas historias, mensajes y comentarios…! En unos pocos días, desde que lo comuniqué, solo el post en Facebook ha cosechado 20.000 comentarios. Estoy convencido de que ha asistido más gente a tu funeral digital que al mío propio cuando sea eso. Buen trabajo, Rambo».
El sábado, Rambo estaba en su estado habitual. Tonto, juguetón e hilarante. Comió. Ladró. Hizo caca. Atacó a su dinosaurio de peluche.
El domingo estuvo muy enfermo. Lo llevamos al veterinario y le hicieron una ecografía. Encontraron un tumor en su hígado y líquido en su abdomen. Probaron una cirugía de emergencia, pero durante la operación encontraron que la masa había hecho metástasis a sus otros órganos y estaba sangrando internamente. Mientras estaba bajo anestesia para la cirugía, tomamos la decisión de ponerlo a dormir.
Realmente estoy luchando por encontrarle sentido a perderlo. Era viejo, pero esto sigue siendo un shock. Rambo ha estado conmigo durante los últimos 13 años. Es mi primera mascota que he tenido de adulto. Odio el hecho de que sigo repitiendo nuestros últimos momentos juntos. Sigo pensando en estar en el coche con él de camino al veterinario. El hospital de animales de emergencia estaba en un centro comercial junto a una tienda de un dólar. Hacía frío y estaba oscuro. Sigo pensando en cómo traté de hacer que nuestro último viaje en automóvil fuera significativo. Le dije que era un buen chico. Le dije que lo amaba. Pero fue espantoso. Estaba sollozando. El estaba confundido. Este no era un lugar cálido ni memorable. Este lugar era frío y extraño para los dos.
Estos pensamientos se repiten en mi mente como un accidente automovilístico. Sigo perseverando en su último día, como si eso definiera nuestro tiempo juntos.
Pero no fue así. Pasamos trece años juntos. Son 4,745 días en los que pude pasar el rato con mi mejor amigo, Rambo. Esas fueron miles de veces en las que salí de la casa durante 20 minutos, regresé y él se volvió completamente loco cuando llegué. Son miles de paseos, mascotas, golosinas, masajes en la barriga, hilaridad y alegría pura e implacable. Le di toda una vida de felicidad perruna y, a cambio, obtuve 13 años de amor.
Está bien que en su último día no estuviéramos al 100%. Está bien que haya muerto.
#4 A mí Matthew Inman me parece un artista, y el arte es cultura, diría yo.
De todas formas, sí, puede haber sido un error mío por subir este post de The Oatmeal como Cultura. Lo que seguro que no entraría nunca en Cultura sería tu comentario.
Comentarios
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Últimos días del animalito (Traducción de GT):
Rambo falleció el 29 de marzo de 2021.
El sábado, Rambo estaba en su estado habitual. Tonto, juguetón e hilarante. Comió. Ladró. Hizo caca. Atacó a su dinosaurio de peluche.
El domingo estuvo muy enfermo. Lo llevamos al veterinario y le hicieron una ecografía. Encontraron un tumor en su hígado y líquido en su abdomen. Probaron una cirugía de emergencia, pero durante la operación encontraron que la masa había hecho metástasis a sus otros órganos y estaba sangrando internamente. Mientras estaba bajo anestesia para la cirugía, tomamos la decisión de ponerlo a dormir.
Realmente estoy luchando por encontrarle sentido a perderlo. Era viejo, pero esto sigue siendo un shock. Rambo ha estado conmigo durante los últimos 13 años. Es mi primera mascota que he tenido de adulto. Odio el hecho de que sigo repitiendo nuestros últimos momentos juntos. Sigo pensando en estar en el coche con él de camino al veterinario. El hospital de animales de emergencia estaba en un centro comercial junto a una tienda de un dólar. Hacía frío y estaba oscuro. Sigo pensando en cómo traté de hacer que nuestro último viaje en automóvil fuera significativo. Le dije que era un buen chico. Le dije que lo amaba. Pero fue espantoso. Estaba sollozando. El estaba confundido. Este no era un lugar cálido ni memorable. Este lugar era frío y extraño para los dos.
Estos pensamientos se repiten en mi mente como un accidente automovilístico. Sigo perseverando en su último día, como si eso definiera nuestro tiempo juntos.
Pero no fue así. Pasamos trece años juntos. Son 4,745 días en los que pude pasar el rato con mi mejor amigo, Rambo. Esas fueron miles de veces en las que salí de la casa durante 20 minutos, regresé y él se volvió completamente loco cuando llegué. Son miles de paseos, mascotas, golosinas, masajes en la barriga, hilaridad y alegría pura e implacable. Le di toda una vida de felicidad perruna y, a cambio, obtuve 13 años de amor.
Está bien que en su último día no estuviéramos al 100%. Está bien que haya muerto.
Pero todavía lo extraño mucho.
Descansa en paz, Rambo. Eras un buen chico.
https://theoatmeal.com/comics/dog_paradox
Perro bueno.
¿Cultura? Anda al peo.
#4 A mí Matthew Inman me parece un artista, y el arte es cultura, diría yo.
De todas formas, sí, puede haber sido un error mío por subir este post de The Oatmeal como Cultura. Lo que seguro que no entraría nunca en Cultura sería tu comentario.