Hace 6 años | Por Tieso a jotdown.es
Publicado hace 6 años por Tieso a jotdown.es

La búsqueda de una razón científica para el suicidio sigue sin arrojar una solución que permita diagnosticar y tratar a los pacientes. Se ha realizado estudios sobre poblaciones locales, como los Palawan de Filipinas, donde sus condiciones vitales son buenas, y sin embargo tienen la mayor tasa de suicidios del mundo. Pero hay un silencio social, gracias al cual solo modernamente hemos sabido de la depresión que ha arrastrado Bruce Springteen, la verdadera razón para matarse de Hemingway, o el maltrato a que fue sometida Sylvia Plath.

Comentarios

auroraboreal

#6 si es que los dedazos son un peligro lol lol kiss

ewok

#8 ¿La costa oeste de España se llama Portugal?

auroraboreal

#8 el artículo, creo, no pretende aportar nada nuevo, solo hacer un breve resumen de la situación sin entrar en grandes profundidades.

Y sí, estoy de acuerdo en que hay que entender a la gente... pero justo en eso es donde radica la dificultad:
Hay una cosa que es bastante difícil de entender y es que la ideación suicida puede ser un síntoma de enfermedad y que para una de esas enfermedades que la causa (la depresión mayor) , hoy por hoy, no existe un marcador para realizar un diagnóstico 100% seguro, como se hace, por ejemplo, en una diabetes, en un cáncer o en una infección. Y un gran número de personas de las que se quieren suicidar son enfermos no diagnosticados.
Y por eso, como bien dice el artículo hace falta más investigación, porque con los mismos genes y expuestos a los mismos factores de riesgo no todos enferman.
Y parece fácil diagnosticar una enfermedad mental a alguien que ve unicornios de colores y los cree reales, pero no es tan fácil diagnosticar una depresión y decidir hasta que punto están alteradas las capacidades para tomar decisiones (porque ni siquiera el enfermo se acerca a un proveedor de salud donde se le pueda hacer el diagnóstico) . Y dentro de la depresión, un síntoma de esa enfermedad mental es la ideación suicida. El enfermo quiere morir, como cualquier otra persona con una enfermedad terminal... pero la diferencia es que esa persona no es un enfermo con una enfermedad terminal que no tiene cura.
Y ahí, qué se hace? muchos quieren legislar el suicidio asistido, la eutanasia activa y pasiva y cualquier forma de muerte que termine con ese sufrimiento sin pensar en mucho más. OK... ¿Se plantearía alguien matar a un enfermo con cáncer porque le duele muchísimo (el dolor es un síntoma) y lo pide a voces en vez de probar primero a darle analgésicos e intentar tratar su tumor? Pues esto es lo que se plantea sin pensar demasiado con la depresión: un abuelo, por muy abuelo que sea, puede estar deprimido, y puede querer morir por su depresión o puede querer morir porque realmente ya no quiere seguir en este mundo. De verdad alguien cree que la diferencia entre estas dos situaciones es fácil? Nuestros abuelos suelen estar solos, suelen tener dolor y otras enfermedades (aunque no sean "terminales"). ¿Matamos o dejamos libre acceso a la ayuda para morir a todos a la primera de cambio cuando en un momento determinado plantean que ya no pueden más? ¿y si eso era parte de un cuadro depresivo que se hubiera resuelto en unos meses con el tratamiento adecuado? Creo que el debate es muy difícil, tiene muchas aristas y los límites entre salud y enfermedad mental en algunos casos no están nada claros. Y, por eso, me ha parecido acertado el planteamiento de este artículo, porque si queremos legislar con acierto sobre la muerte, tenemos que saber primero diagnosticar y tratar con acierto las enfermedades de la vida. Que la vida es un regalo que se nos da una sola vez y que dura muy poco tiempo. Porque si no lo hacemos corremos el riesgo de erigirnos en dioses y decidir sobre la vida de los demás.

Y yo creo que todas las personas tienen derecho a elegir su propia vida y su propia muerte, pero para poder decidir hay que estar en posesión de la capacidad para tomar esa decisión. Y justo ahí es donde se necesitan especialistas que hagan una valoración. Y justo ahí es donde nos faltan instrumentos objetivos y es difícil poner el límite. Y justo ahí, a veces se toma la decisión poco acertada de alargar una vida que no quiere ser vivida...pero, tal vez, lo que ocurre es que sabemos cómo se pasa de vivo a muerto, pero no como se revierte la muerte. Y confundirse y matar a alguien que no debería morir es un peso que nadie quiere llevar a sus espaldas.

Arcueid

La sociedad necesita poder hablar franca y públicamente por qué hay quien no quiere seguir viviendo; y aceptar, sin romanticismos o condenas al silencio, esa realidad.

Ninguno queremos que haya un efecto llamada y potencialmente se suicide alguien a quien se aprecia; pero tampoco verlos malvivir.

D

#1 verlos malvivir se la pela, lo que no quieren es que dejen de pagar impuestos

auroraboreal

#1 No queremos ver malvivir a nadie, pero tampoco ayudar a morir a alguien que quiere morir porque ese es el síntoma de su enfermedad.
Y eso es muy importante: diferenciar los casos en que la depresión, igual que el cáncer o cualquier otra enfermedad se pueden tratar de los casos en que la persona ya no quiere vivir más.

El artículo habla de la etnia palawan, habitante de las islas de La Paragua, en Filipinas.... que se eligió para el estudio porque (1) parte de su comunidad tiene una tasa de suicidio de 186 por cada 100.000 habitantes, cuando la media habitual en sociedades humanas está entre 10 y 15. Dos, que sus condiciones de vida carecen de los factores de riesgo que disparan los suicidios .

Y en esa etnia han visto que prevalece un patrón genético que les hace muy poco tolerantes al estrés, aumenta su percepción del dolor vital y les predispone a los pensamientos negativos. Al vivir en comunidades aisladas, su alta tasa de endogamia ha facilitado la presencia masiva de esos genes en su ADN.

Así que hay cierta predisposición genética para padecer depresión. También se han visto factores ambientales que aumentan el riesgo ... y aquí hablan de los inuit de Canadá y factores sociales o familiares de ciertos grupos o de ciertas personas que son más conocidos.

Y habla también de la pared con la que se encuentra la ciencia ya que aún no se conoce ningún maracador biológico aplicable a la práctica médica diaria que pueda detectarse para poner los medios necesarios para ayudar a quien se siente mal.

Así que, creo que el párrafo final del artículo es muy acertado y no se centra en solo uno de los aspectos del problema:

La medicina ha encontrado muchas maneras de hacer vivir a personas que hace décadas solo podían esperar la muerte. Pero, además de la pasión de los científicos por su disciplina, hizo falta el interés de la sociedad por mejorar. Difícilmente encontraremos un momento mejor que este, cuando la crisis económica sigue haciendo que el número de suicidios continúe aumentando en todo el planeta. Necesitamos un diagnóstico más objetivo y una cura más efectiva, lo que solo puede ser alcanzado con investigación. Y todo ello porque ni en la ciencia, ni en la literatura, ni en el arte encontraremos medicina para lo otro. Para aceptar el dolor de que no veremos un día más la luminosa sonrisa de esas personas a las que quisimos tanto.

Y la consideración final, aclarando que este artículo ha sido redactado siguiendo las recomendaciones de SUPRE, iniciativa de la OMS para prevención del suicidio me parece acertada. Porque sí, hay que hablar del suicidio y del derecho a morir dignamente; pero también hay que intentar de una vez por todas diferenciar "un mal día", "una mala temporada" de una enfermedad psiquiátrica llamada "depresión" cuyo síntoma más grave es no ver más salida a una situación que la propia muerte. Y hay que tomar medidas para intentar prevenir esta conducta y estar alerta cuando aparecen los primeros y sutiles signos de alarma.

D

#3 Te he votado negativo por error cuando quería dar al verde (dedazos en el móvil). Te compenso en otros comentarios.

Arcueid

#3 En lo que respecta a la predisposición genética o por factores ambientales, el artículo no aporta realmente nada nuevo. No hay que irse a poblaciones indígenas o altamente endógamas como para ver un incremento sustancial de depresiones.

Sin ir más lejos, se puede comparar la costa oeste y este de España. Muy especialmente en la primera conozco algunos casos de depresión diagnosticada, y varios de personas que cada dos por tres recaen, cuando menos en la tristeza. También a algunos suicidas. Incluso en algunas familias hay una prevalencia considerable. También tiene que ver con las oportunidades percibidas y posiblemente con factores ambientales e incluso de sociedad.

Ahora bien; si bien estoy de acuerdo en que hay que distinguir una mala racha de una depresión, también hay que entender que hay gente, especialmente aquella de cierta edad o que no es capaz de acceder a oportunidades para desarrollarse (ya sea profesionalmente o socialmente) y que permanecen durante décadas con hastío o aislamiento. No puede sorprendernos que parte de esa gente se sienta un estorbo y sin ganas de vivir. Dejando de lado predisposiciones genéticas o ambientales; todos somos susceptibles de llegar a eso (y eso se incrementa mucho, mucho tras la jubilación). Si a esto se le suma una enfermedad terminal que implica algo como una dependencia total del enfermo y estar encamado todo el día (y una cabeza lúcida); muchísimo peor. En cierto modo, si ellos manifiestan clara y repetidamente que no quieren seguir viviendo y nosotros los mantenemos con vida porque les queremos y nos dolería que desaparezcan, también estamos siendo egoístas. Normalizamos el vivir en decrepitud (mental o física) y lo hacemos la única opción; muchas veces. Tampoco es demasiado adecuado.

D

El derecho a morir es tan importante como el derecho a vivir. En eso consiste la libertad.

D

#4 Uno puede elegir morir siendo libre. Una persona con depresión muy libre no es. Necesita ayuda, no matarse.