Interesante, aunque es una pena que el autor no se recree más en los detalles de la implementación de cada novedad a lo largo del tiempo, ya que realmente la evolución del fusil no es una línea recta.
Por ejemplo, el cañón estriado no se hizo popular hasta que se abandonó la pólvora negra por los cartuchos, ya que de la mierda que pillaban los surcos perdías velocidad y precisión hasta el punto de que era mejor un cañón liso, y eso si no te reventaba el rifle en la cara. O las balas Minié, que al igual que todas las balas triangulares de avancarga fueron un fracaso, ya que tendían a ladearse al compactarlas contra la pólvora y a dañar el cañón al disparar.
Comentarios
Interesante, aunque es una pena que el autor no se recree más en los detalles de la implementación de cada novedad a lo largo del tiempo, ya que realmente la evolución del fusil no es una línea recta.
Por ejemplo, el cañón estriado no se hizo popular hasta que se abandonó la pólvora negra por los cartuchos, ya que de la mierda que pillaban los surcos perdías velocidad y precisión hasta el punto de que era mejor un cañón liso, y eso si no te reventaba el rifle en la cara. O las balas Minié, que al igual que todas las balas triangulares de avancarga fueron un fracaso, ya que tendían a ladearse al compactarlas contra la pólvora y a dañar el cañón al disparar.
Un poco... Poco, pero interesante.
#0 Mucho cambio para tan poco texto.
Una pena que no se desarrollase más el tema con las batallas en las que fue decisivo el impacto de cada cambio.