Hace 1 año | Por Beltenebros a nuevatribuna.es
Publicado hace 1 año por Beltenebros a nuevatribuna.es

Se garantizaba la enseñanza religiosa para los alumnos cuyos padres así lo deseasen, en la misma forma que se había impartido hasta ese momento, es decir, que la enseñanza religiosa no se desterraba del sistema educativo, como, en realidad, nunca lo fue durante toda la época de la Segunda República.

Comentarios

Beltenebros

No deja de ser interesante que la República mejorase, en cierta medida, la propia enseñanza religiosa católica en la escuela pública en España, al liberar a los maestros que no querían impartirla por no profesar dicha religión o no profesar ninguna, y que, a buen seguro serían muy malos enseñantes de una asignatura en la que no creían, confiándola a los sacerdotes que, lógicamente, más sabían y más empeño tendrían en enseñar la doctrina católica.

Beltenebros

En caso de que un maestro manifestase no querer dar esta enseñanza religiosa, sería confiada a los sacerdotes que voluntaria y gratuitamente quisieran encargarse de ella, en horas fijadas con el maestro

Ahora nos toca pagar a profesores y maestr@s de religión, con nuestros impuestos. Sufrimos un concordato franquista actualmente.

ochoceros

Eso fue el 9 de mayo del 31 pero en sólo 7 meses, para el 9 de diciembre de 1931, ya se habían dado cuenta del error al promulgar el artículo 26 de la nueva Constitución española que explícitamente prohibía a las religiones ejercer la enseñanza: "Prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza." Fuente