Hace 7 años | Por --51656-- a oncubamagazine.com
Publicado hace 7 años por --51656-- a oncubamagazine.com

Cada día son menos los que, cuando la descubren, logran desprenderse de sus encantos musicales. Cada día son más los que en Cuba desconocen su vida, sus triunfos o su “conversión” de la religión yoruba al cristianismo. Más allá de su vida azarosa, La Lupe se instauró como una de las divas inigualables de la música cubana y, como otras, sufrió por años el ramalazo del olvido.

Comentarios

pepel

Fefita la grande.

D

La cantante era una mulata joven y dinámica; con un moño alto, de senos generosos, de un temperamento descarado que tenía también una belleza salvajemente atractiva. De cierto modo la mujer no cantaba sus canciones, sino que las sufría, las gritaba, las lloraba, con una rabia contenida y las ofrendaba con una cómplice seducción. «Todo el mundo tiene fiebre, eso bien que lo sé yo», cantaba. Y susurraba con sensualidad: «Tener fiebre no es de ahora, hace mucho tiempo que empezó. ¡Ayyy!», soltando una carcajada, acariciándose los muslos, los pechos; halándose el pelo, dándole en español una furia fresca a Fever, el éxito de Peggy Lee. Después, aún con ritmo y sin perder la letra ni la entonación, entraba en trance con su versión de Crazy Love, de Paul Anka, y se golpeaba, se mordía, se volvía a reír, se quitaba los zapatos, los anillos, los collares y le pegaba una y otra vez al pianista Homero Balboa y al percusionista Lacho Rivero quienes, resignados, continuaban tocando.

http://www.elnuevoherald.com/entretenimiento/musica/article63891827.html

De éstas ya no quedan..

c

Es la de teatro, lo tuyo es puro teatro..

D