A Miguel del Arco (Madrid, 1965) no se le conoce un fracaso. Algo que debería avalar su trayectoria, pero, en realidad, alimenta sospechas en torno a él. Si adapta a Molière, Gorki, Strindberg o Shakespeare, el público llena la sala. Cree que la crítica y los premios son la misma lotería, así que el azar también debe estar de su lado. Arrasa cuando le monta un Juicio a una zorra a Helena de Troya y si arma una compañía teatral con afán clandestino, acaba convertida en una referencia de la escena española.
Comentarios
Cuando alguien empieza por las palabras "En este país..."
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Haber puesto banderas de España en las obras.
La cultura, la ciencia, la libertad, la dignidad....
Gracias a Dios!!!