El siglo XVIII español tiene una inmerecida mala fama.Los primeros borbones volvieron a situar a España como una gran potencia,la única marina que podía competir con la inglesa era la española y fué en general un periodo de prosperidad,por lo menos relativa.Se fomentó la cultura y la industria y se cerraron las absurdas aduanas interiores con lo que se benefició grandemente a vascos y sobre todo catalanes que durante los siglos XVI y XVII estaban en posesión de sus libertades seculares pero económica y socialmente aletargados.Valencia estaba mucho más viva que Barcelona.
Desgraciadamente con el absolutamente inepto Carlos IV y su sumisión,priimero a los borbones franceses y después a Napoleón España se fué al carajo más profundo,tan profundo que todavía nos resentimos.
Comentarios
#6 Si, era la "igualdad jurudica" de Carlitos de la que habla el articulo.
#7 Todo tiene sus límites
El Carlos I es mucho mejor brandy.
A mi me mola mas el estilo "Revolucion Francesa" a la vista de los resultados de unos y otros.
“Ni gitanos ni murcianos ni gente de mal vivir quiero en mis ejércitos"
Carlos III
#5 Eso sí que es una buena frase
El autor del artículo y el autor del meneo se llaman sospechosamente igual...
para haber logrado la igualdad jurídica de todos los españoles seguimos bastante desiguales
El siglo XVIII español tiene una inmerecida mala fama.Los primeros borbones volvieron a situar a España como una gran potencia,la única marina que podía competir con la inglesa era la española y fué en general un periodo de prosperidad,por lo menos relativa.Se fomentó la cultura y la industria y se cerraron las absurdas aduanas interiores con lo que se benefició grandemente a vascos y sobre todo catalanes que durante los siglos XVI y XVII estaban en posesión de sus libertades seculares pero económica y socialmente aletargados.Valencia estaba mucho más viva que Barcelona.
Desgraciadamente con el absolutamente inepto Carlos IV y su sumisión,priimero a los borbones franceses y después a Napoleón España se fué al carajo más profundo,tan profundo que todavía nos resentimos.