Según la personalidad de cada espectador, este se podía revestir con diversos papeles: de dios omnisciente que presumía de conocer el significado de los secretos, incluso antes que los propios guionistas. De rígido juez del destino, capaz de emitir la última palabra sobre la suerte de los personajes. O, simplemente, de diehard fan de la alternativa Dharma, la escotilla sellada, y Desmond Hume por encima de todas las cosas, como era mi caso. La identificación con el juego de personalidades y los misterios ocultos nos hacía sentir que internet er
Comentarios
Serie cojonuda. Lastima de la huelga de guionistas y el cierre tan desastroso.
Atención, spoiler
Spoiler
Spoiler
Deja de leer si no quieres saber el final.
Spoiler
Spoiler
Tú lo has querido, el final es el mismo que el de autopista hacia el cielo...
Menuda engañifa
Al final, el humo negro era...
Spoiler
Spolier
Spoiler
Spoiler
Un vendedor de humo