Hace 3 años | Por Ripio a agenciasinc.es
Publicado hace 3 años por Ripio a agenciasinc.es

Cuando a finales del siglo XIX y principios del siglo XX empezaron las primeras expediciones británicas a la Antártida, las galletas fueron las elegidas para alimentar a la tripulación canina...su contenido no era muy diferente a la actual alimentación canina. Los canes de las primeras expediciones antárticas habrían necesitado comer entre 2,6 kilos y 3,2 kilos de galletas al día. Pero los relatos históricos sugieren que las raciones diarias de los perros en algunas expediciones eran solo de unos 0,3 kilos o 0,5 kilos.

Comentarios

placeres

#2 Nunca ha existido una población en el centro del ártico, todo es hielo como mucho en Groenlandia y alturas similares, mucho menos en el Antártico.

Mucho cariño a los perros pero eran literalmente latas de comida con piernas, por ejemplo Amundsen en los cálculos daba por descontado que se sacrificarían y se comerían conforme se necesitaren menos perros para tirar de un trineo con menos y menos alimentos (Otros con más "escrúpulos" se lo daban a los perros restantes)... Evidentemente las primeras expediciones fueron al limite de lo posible, posteriormente eran poco más que un viaje turístico "duro" que podría salir mal.

Ripio

#5 No hay población estable.
Van rulando por todas partes.

Incluso hoy los asentamientos son escasos y con poca gente.

Ripio

#5 Evidentemente no hablaba del polo sur, allí no va ni el tato.
Bueno, van los pinguinos emperadores.

ur_quan_master

También malnutrian a las personas.

Ripio

#1 Los que viven en los polos no lo hacen.
Les va la vida en ello.

fofito

#2 Pero ellos no buscaban la gloria ni pasar a los libros de historia.

o

#1 Lo mismo la diferencia es que las personas estaban ahí voluntariamente, ¿es posible? roll

D

Realmente el titular debería de hablar de las expediciones anglosajonas.
La opinión de Amundsen sobre la expedición de Scott cuando coincidieron el el polo sur es para nota

Nunca existió «la carrera por el polo Sur»....
Amundsen, llegó, vio y venció...

Pero su hazaña en el Polo fue ensombrecida por un enfermizo sensacionalismo que glorificó y encumbró a un perdedor incompetente: el capitán Scott, cuya expedición, víctima de una incontable sucesión de decisiones erróneas, acabaría inútilmente con su vida y con la de sus cuatro compañeros.
Sin duda, la prensa ganó antaño la carrera del morbo pero, hoy día, la historia reconoce el suicidio de Scott y el impecable estilo de Amundsen, cuya planificación evaluó y previó hasta el más mínimo detalle...

C

Siempre me pareció curioso que las expediciones con tracción canina superaron a las de caballos porque un caballo no come caballo... A la que se va muriendo un perro se convierte en combustible y palante.