Aunque la mayoría de las personas con un coeficiente intelectual inferior o igual a 90 no tenían un título universitario, la tasa a la que completaron la universidad aumentó aproximadamente 6 veces en los hombres y 10 veces en las mujeres en relación con las tasas de la generación anterior. La magnitud del efecto universitario sobre el estatus ocupacional, los ingresos, la independencia financiera y el cumplimiento de la ley resultan independientes del nivel de coeficiente intelectual, un hallazgo que se reprodujo utilizando la muestra represe
Comentarios
Ahí tenéis a Pablo Casado.
#1 Bueno, bueno, ya estamos dando por hecho que el tal Pablo Casado es capaz de mostrar algún coeficiente intelectual, por muy bajo que sea.
#20 No era mi pretensión aludir a ningún coeficiente intelectual, sino a que te lleven el título a casa.
#21 Bueno, una cosa lleva a la otra. Esa persona que usted nombra no tiene inteligencia propia para conseguirlo por méritos propios. Era -y es- una marioneta de la podredumbre.
No os creáis mucho los tests que dicen que miden el C.I.
#5 Y ya sabemos lo que es el C.I., es lo que miden los tests de inteligencia.
#7 Cualquier psicólogo serio, profesional te contará al detalle por qué esos tests no sirven de nada, ni miden nada.
#8 Miden cosas, pero es complejo relacionar lo que miden con un concepto subjetivo y difuso llamado 'inteligencia'
#15 "En consecuencia, las pruebas que actualmente se aplican con distintos fines reflejan la concepción que se tenía a principios del siglo pasado sobre la inteligencia, cuando se creía que era una capacidad unitaria, estable, medible, general, innata, no contextual y hereditaria. Desde entonces hasta hoy, diversas investigaciones han demostrado que las inteligencias son múltiples, modificables, no cuantificables mediante pruebas de papel y lápiz, y determinadas en su gran mayoría por factores culturales y ambientales." (Julián de Zubiría.)
#16 Si, conozco el tema, solo quería aclarar que miden cosas, y que el debate estaría mas en el concepto de inteligencia, que en las pruebas concretas.
#18 Sí, cierto.
Hoy en día con dinero cualquiera puede tener hasta un MBA y ser vicepresidente de titulitis.
Creo que lo único intocable son los doctorados, y por desgracia ese esfuerzo en algunas disciplinas casi ni se aprecia.
#3 yo creo que el doctorado es lo mismo... Hay que currar mucho, eso sí, pero no hace falta ser ningún crack.
#6 He asistido a tesis doctorales Cum Laudem que ni llegaban al nivel de un TFG. Pero claro, era de un profesor de la Universidad y su tribunal pues era a medida.
#9 sí... en ese tipo de cosas estaba pensando yo.
He leído alguna tesis que da vergüenza ajena... y resulta que es del profesor más notable (mejor relacionado) de la facultad.
#9 Este es el gran problema de la universidad española. El doctorando no tiene que salir de su universidad, como sí sucede en otros países. Eso ayuda a generar una endogamia absoluta en la que a quienes les has llevado los cafés (literal) son quienes después te evalúan. Es un sistema diseñado por gilipollas para gilipollas, otro más.
#11 No, que va! Si listos son un montón. Sólo que para montar tenderetes y chupar del bote. Después ya no les busques para nada más.
#3 Pues aqui en meneame, creo recordar, que habia una noticia hace poco que pillaron a uno que copió todo el doctorado y aún así se lo dieron.
Bueno, habla de EEUU. Supongo que es un gran logro de las universidades privadas.
#2 Es un gran logro de las universidades, que permiten estudiar estos fenómenos. En otros lugares, este tipo de investigaciones sería tabú.
Que la universidad sólo está bajando el nivel para poder tener mas ingresos, es algo que ya se daba por sentado.... o no? Dónde está la noticia, aquí?
#4 y los masters. Pasote el negocio de los masters.
Una cosa es conseguir un título, otra muy diferente es vivir de él.
Las carreras facilonas se han masificado, y eso que sus perspectivas laborales no son muy halagüeñas.
#12 Es normal, en España había dos tipos de personas, los que tenían "un título universitario" y los mortales.
Los del título universitario vivían vidas cómodas y seguras, mientras que los que no, pasaban penurias. Todo ello gestado en una España de postguerra, que impacto de forma muy profunda en la forma en la que entendemos aquí las cosas.
Los baby boomers no pudieron estudiar. Sus padres habían migrado del campo a la ciudad, y en la España de los 60 no había grandes oportunidades educativas a no ser que fueses "de buena familia".
Los baby boomers, criados viendo como los "universitarios" vivían vidas envidiables, se esforzaron mucho por inculcar esa idea en sus hijos, que ahora tenemos entre 28 y 40 años aprox (estos limites son siempre muy difusos e imprecisos, era por dar una pista).
Todos los hombres y mujeres humildes, nacidos en la gran ciudad, hijos de inmigrantes venidos del campo, soñaban con "que su hijo fuese el primero de la familia en ir a la universidad".
Obviamente, la academia jamás fue diseñada para ejercer ese papel, y se ha adaptado como ha podido, unas mejor, otras peor. Me contaba un profesor de universidad hace años, que sus alumnos solo estaban interesados en el título, no el materia. Y que se quejaban si la materia no estaba enfocada la empleabilidad. El profesor intentaba enseñar GNU/Linux, pero en aquel momento no estaba tan claro el rol de GNU/Linux en la informática profesional, y sus alumnos llegaban incluso a interponer quejas en la institución, por la perdida de tiempo de aprender GNU/Linux, cuando podrían aprender sobre tecnologías que su potencial empleador requería de forma directa en ese momento.
Uno de los fenómenos que esto ha generado, es que al final si los baby boomers quieren que sus hijos o hijas vayan a la universidad, eso genera un impulso político, una oportunidad de capitalizar eso por parte del estado. La solución viene en forma de nuevas titulaciones amparadas por el sello de "la universidad", que incluyen toda la estética y rituales de la academia, pero que nacen de partida, mas como una solución a la necesidad de que los hijos del pueblo vayan a la universidad de la forma que sea, que como un lugar donde aprender nada interesante o útil.