Cuatro de cada diez jóvenes españoles tienen un título universitario, un porcentaje en línea con lo que ocurre en otros países del entorno, pero, al licenciarse, estos jóvenes acceden a un mercado de trabajo muy distinto al de otros países europeos, en el que la sobrecualificación y el paro juvenil es una realidad a la que tienen que enfrentarse.
Cuando cumplí los 18, me saqué mi carné de conducir, con mis 4 hermanos éramos ya 5 con carné además de mi padre, total 6. Pero solo teníamos un coche, el de mi padre, por lo que tenía claro que aún sacando el carné no iba a tener coche.
La realidad está que España no tiene tejido empresarial para absorver a todos los licenciados, pero en su mano está poder crear ese tejido (no todos obviamente, por el tipo de carrera).
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Cuando cumplí los 18, me saqué mi carné de conducir, con mis 4 hermanos éramos ya 5 con carné además de mi padre, total 6. Pero solo teníamos un coche, el de mi padre, por lo que tenía claro que aún sacando el carné no iba a tener coche.
Esto se soluciona sacando un grado universitario en precariedad y paro.
Todos colocados en lo suyo.
La realidad está que España no tiene tejido empresarial para absorver a todos los licenciados, pero en su mano está poder crear ese tejido (no todos obviamente, por el tipo de carrera).