La desproporción de fuerzas fue tal que hasta llegó a cuestionarse la palabra “combate”, pero de haber sido una violación habría sido de las que acaban con las uñas de la víctima en la cara del agresor, porque dos de los bacaladeros plantaron cara al crucero y, contra toda esperanza, uno de ellos sostuvo durante más de una hora un desigual duelo artillero hasta hundirse con la bandera izada y su capitán a bordo.
Comentarios
Muy buen artículo. Parece del Menéame primigenio.
Si no quieres leerlo, por lo largo que es, aquí dejo el artículo de una página que le dedicó el autor favorito del meneante de hogaño:
http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/220/un-gudari-de-cartagena/
Que Dios les perdone, porque yo no puedo.
Me lo he leído de pe a pa aunque algún término náutico se me escapaba. Interesantísimo relato de un lance de la Guerra Civil que desconocía.
Como todos los relatos de ese mismo autor, es magnífico.