Ariño y Romero advierten en La secesión de los ricos de la histórica divergencia en el reparto de la riqueza. En la obra retratan lo que consideran "un fenómeno emergente de gran trascendencia histórica": "El proceso de desanclaje financiero, económico, político, cultural, moral y residencial de las élites en relación con la sociedad en la que se hallan nacionalizadas y tributan". Una suerte de independencia por el que las élites dan por rotas "las transacciones en las que se fundaron las sociedades de bienestar después de la Segunda Guerra Mun
Comentarios
A ver si pasamos la crisis que se nos viene encima y en unos años más de austeridad salimos a flote...
Técnicamente la riqueza es la recompensa natural al trabajo y no hay, pues, nada criticable en ella.
Lo criticable es cuando un sistema económico queda corrompido y convertido en irregular y fraudulento para que en él no funcionen los debidos mecanismos económicos que precisamente permitan y garanticen que la riqueza se distribuya de acuerdo con cómo se distribuyó también el trabajo necesario para producirla (es decir, que la riqueza sea la recompensa del trabajo), sino que la riqueza pueda concentrarse y acumularse monopolística, inflexible y anticompetitivamente en las manos de un 1% de la sociedad, 1% de la sociedad que obtiene así toda esa riqueza no por su propio trabajo y esfuerzo o como recompensa a este trabajo y esfuerzo propios, sino porque el carácter irregular, corrupto y fraudulento del sistema económico le permite robar toda esa riqueza (es decir, todos esos ahorros) del esfuerzo ajeno que la produjo, esfuerzo ajeno realizado por los trabajadores a los que ese 1% de la sociedad deja precarizados, empobrecidos, sin ahorros, endeudados.
En definitiva, lo criticable no es la riqueza en sí, sino la fraudulenta, corrupta, irregular y dañina gestión ladrona de la riqueza que denominamos "capitalismo".
Es decir, no es "el enriquecimiento del trabajador" lo criticable; es "el enriquecimiento del ladrón" lo criticable (es decir, el "capitalismo").
Noticia de octubre 2016 de rabiosa actualidad
Si lo disfrazamos de independentismo, con su falsa retórica de víctimas de colonización, resulta que la secesión de los ricos, idea ultraliberal y ultracapitalista, es el colmo de progresismo y la apoya hasta la Cup. Ironías de una época de fast food ideológica.