Hace muchos años regalé a mi octogenario padre dos libros de Santiago Ramón y Cajal: El mundo visto a los ochenta años y Charlas de café. Este último se publicó por primera vez en 1941; conseguí comprar la publicada en 1966. Era la novena edición. Me ha venido a la memoria porque hace unos días en el podcast de Freakonomics el psicólogo y lingüista Steven Sloman, el primatólogo Robert Sapolsky y la economista Julia Shvets, entre otros, abordaron un asunto fascinante: cómo cambiar de opinión.
Comentarios
Yo siempre he creído que todo el mundo puede cambiar de opinión. Nunca dejaré de creerlo.
Yo no tengo que cambiar de opinión, porque nunca estoy equivocado.
#2 Eso es que no te han pagado lo suficiente.
Una buena chequera y defenderas los postulados de los influencer meneantes a muerte. Aunque no puedas ni cogerlos con pinzas.
#6 Yo no me vendo por dinero. Pero por un polvete, no te diría que no. (Solo apto para féminas, aviso).
#2 no tienes razón. Lo sabes tu, lo se yo, y lo saben todos los españoles.
#14 Vaya, vaya, vaya... Aquí tenemos a uno que le cuesta cambiar de opinión.
Dadme información y cambiaré de opinión...
Del refranero.
(Imperativo fetén)
Es muy fácil cambiar de opinión. Bueno, no.
Difícil?? Será cuando no hay dinero de por medio o una poltrona, mira la Rosa Diez o el niño probeta de Errejon.
Creo que no es difícil, y no pienso dejar que me convenzas de lo contrario.
Para que cambiar de opinión, si los que están equivocados son los demás.
Eso digo yo. ¿Porque a todo el mundo le cuesta tanto tener opinar como yo?
Porque una vez cambiada no hay vuelta atrás.
Un cierto pragmatismo filosófico nunca viene mal. Estar abierto a la provisionalidad de nuestras supuestas certezas es estar sujeto a la intemperie de la zozobra de la identidad, pero es como respirar al aire libre, en vez de intoxicarse por un aire viciado. Por cierto, los libros de don Santiago no han perdido vigencia. Qué gran científico español y humanista!
A lo largo de mi vida he cambiado de opinión varias veces y no me arrepiento. En ocasiones ha sido realmente una vorágine de emociones contradictorias pero que han valido la pena. Siempre ha sido por un proceso más o menos largo de adquisición de nuevos conocimientos, y conocimientos que no poseía, por supuesto.
Y siempre estoy abierto a cambiar de opinión.
Cambiar de opinión es fácil, lo difícil es mantenerla.
#11 Lo difícil es a veces acertar con la correcta.