Hace 3 años | Por Alicia_gp a pikaramagazine.com
Publicado hace 3 años por Alicia_gp a pikaramagazine.com

Entre los cambios más representativos está la tipificación como violencia machista de la ejercida contra las hijas e hijos con el fin de dañar a las mujeres. Incluye a las mujeres trans sin que deban aportar un informe médico que demuestre su género y califica el SAP (Síndrome de Alienación Parental) como una forma de violencia institucional, quedando vetado también como recurso.

Comentarios

T

El texto, impulsado por En Comú Podem y en el que han participado voces muy diversas, también incluye como violencias machistas de segundo orden la violencia cometida contra las profesionales que acompañan a las mujeres que enfrentan violencias machistas, así como la ejercida contra los animales de compañía de la mujer o sus bienes con el objetivo, de nuevo, de dañarla.

¿Pensabais que ya no se podía retorcer más el absurdo? Pues no.
Llega el concepto "violencia machista de segundo orden".

D

#4 Ya estarán pergeñando la de tercer orden, objetos necesarios para el cuidado de esas mascotas o familiares de las profesionales que las acompañan. Y así sucesivamente el tercero, cuarto...

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#4 lo de los órdenes me recuerda a las leyes de Núremberg

Enésimo_strike

Según cierta teología feminista actual un hombre puede hacer “luz de gas” a una mujer, pero es absolutamente imposible que un progenitor ponga a sus hijos en contra de la otra parte.

Coherencia intachable desde luego ...

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Spam @alicia_gp

D

“ Incluye a las mujeres trans sin que deban aportar un informe médico que demuestre su género y califica el SAP (Síndrome de Alienación Parental) como una forma de violencia institucional, quedando vetado también como recurso.”

Entonces con decir que te sientes mujer ya estaría, Aunque lleves 3 meses sin afeitar, midas 1,90m, peses 135kg, y vayas con traje y corbata, no?

Dravot

#1 la de entradas de discotecas que me hubiera ahorrado en mi juventud...

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Es decir, que ahora la alienación parental no existe. O bueno, sí existe, pero no se vale, ¡casa!