Fue el primer aleteo que desencadenó el efecto mariposa que acabó en el terremoto político y judicial del caso Correa. Todo empezó un día del año 2007 en el que José Luis Peñas acudió a la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la policía con una denuncia bajo el brazo y con más de 20 horas de grabación sin editar que él mismo había hecho durante meses. Grabó, entre otros, a Francisco Correa y a su mujer, Carmen Rodríguez Quijano, y aportó la prueba a la policía para que tirara del hilo de la investigación...
Comentarios
#1 "La motivación del denunciante"...
Culpar al mensajero, se llama esta figura.
Tal como funciona la justicia, si no canta alguien cercano al grupo de delincuentes no hay forma de empapelar a ningún corrupto (no valen las escuchas por otras causas o "insuficientemente motivadas", no valen las grabaciones ...)
Lo que no se cuenta en la entrevista de EL PAÍS es que la motivación del denunciante que grabó a quien confiaba en él se debe a unas costas judiciales que le endosaron. Sería interesante conocer los detalles del procedimiento judicial por el que le condenaron.
#2 yo no culpo a ningún mensajero. Analizo algunas intenciones y declaro lo que me gustaría conocer que no es sino el pleito que dio origen al conflicto por el que se decidió a grabar a tanto angelito pepero. Estoy completamente de acuerdo en que esas cosas hay que desmontarlas desde dentro. Otras más gordas siguen impunes porque todos los cómplices están juramentados y las denuncias se archivan sin realizar ninguna diligencia. Te sugiero ver, por ejemplo,
http://www.miguelgallardo.es/red.pdf
http://www.miguelgallardo.es/incompatibilizada.pdf
http://www.miguelgallardo.es/denunciante.pdf
http://www.miguelgallardo.es/denuncia2.pdf
http://www.miguelgallardo.es/denuncia3.pdf
Si se te ocurre algo para conseguir un garganta profunda, te contrato o te compenso como prefieras.
José Luis: Olé tus huevos !!!