La ministra de Defensa, Carme Chacón, ha impuesto este viernes la Corbata de la Orden de Mérito Civil a la Bandera de la Agrupación del Cuartel General del Ejército del Aire, por su actuación "ejemplar" ante el conflicto de controladores del pasado año en el que se puso fin "en pocas horas al chantaje de unos pocos contra los derechos de todos".
La educación de los militares, desde el soldado raso hasta las más altas jerarquías, les convierte necesariamente en enemigos de la sociedad civil y el pueblo. Incluso su uniforme, con esos adornos ridículos que distinguen los regimientos y los grados, esas tonterías infantiles que ocupan buena parte de su existencia y les haría parecer payasos si no estuvieran siempre amenazantes, todo ello les separa de la sociedad. Ese atavío y sus mil ceremonias pueriles, entre las que transcurre la vida sin más objetivo que entrenarse para la matanza y la destrucción, serían humillantes para hombres que no hubieran perdido el sentimiento de la dignidad humana. Morirían de vergüenza si no hubieran llegado, mediante una sistemática perversión de ideas, a hacerlo fuente de vanidad. La obediencia pasiva es su mayor virtud. Sometidos a una disciplina despótica, acaban sintiendo horror de cualquiera que se mueva libremente. Quieren imponer a la fuerza la disciplina brutal, el orden estúpido del que ellos mismos son victimas.
Ni se ocultan. No hay cosa que satisfaga más a los hombres y mujeres de estado que usar la fuerza exitosamente. Nuestra ministra condecora la ejemplar represión.
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La educación de los militares, desde el soldado raso hasta las más altas jerarquías, les convierte necesariamente en enemigos de la sociedad civil y el pueblo. Incluso su uniforme, con esos adornos ridículos que distinguen los regimientos y los grados, esas tonterías infantiles que ocupan buena parte de su existencia y les haría parecer payasos si no estuvieran siempre amenazantes, todo ello les separa de la sociedad. Ese atavío y sus mil ceremonias pueriles, entre las que transcurre la vida sin más objetivo que entrenarse para la matanza y la destrucción, serían humillantes para hombres que no hubieran perdido el sentimiento de la dignidad humana. Morirían de vergüenza si no hubieran llegado, mediante una sistemática perversión de ideas, a hacerlo fuente de vanidad. La obediencia pasiva es su mayor virtud. Sometidos a una disciplina despótica, acaban sintiendo horror de cualquiera que se mueva libremente. Quieren imponer a la fuerza la disciplina brutal, el orden estúpido del que ellos mismos son victimas.
Ni se ocultan. No hay cosa que satisfaga más a los hombres y mujeres de estado que usar la fuerza exitosamente. Nuestra ministra condecora la ejemplar represión.
Identificar huelga con chantaje augura un mal futuro
Buenas, ¿es aquí lo de defender la actitud de joder a los demás para mi propio beneficio?
Y el chantaje del loby bancario, hasta cuando?
Aqui a los esquiroles se les da premios.