En el Mystery Hall Sex Shop en St. Pauli, Alemania, los empleados tienen el ojo bien abierto por si vuelve a aparecer un cliente como el que hace unos días agredió brutalmente a su jefe. El consumidor enojado la emprendió a golpes con el dueño de esta tienda de sexo gay cuando exigió el reembolso de su dinero, después de visionar un vídeo porno adquirido en el establecimiento.
Comentarios
Como no era de masoquismo trató de crearlo él.
¿Orgullo gay?
Al final se casan.
¿El niño alemán cabreado se ha vuelto gay?
ya tenía que ser mala para ponerse asi
o por lo menos uqe se abracen en publico
Pues si se decepciona con una peli porno, cuando pille a una mujer de verdad...